La demanda por unidades de estado sólido continúa creciendo, y esto ha colocado mucha presión sobre los fabricantes, algo que lamentablemente se traduce en un aumento de precios. Mientras esperamos mejores parámetros para nuestro bolsillo, la gente de Kingston decidió redoblar la apuesta con el KC1000, su primer SSD en adoptar la interfaz NVMe. Habrá tres capacidades diferentes repartidas en seis modelos, y Kingston anticipa que la velocidad máxima de lectura llegará a los 2.7 GB/s.
He notado que en varios mercados, los precios de las unidades de estado sólido han subido. Eso dio lugar al avance de marcas orientales menos conocidas, sin embargo, aún es posible hallar buenos SSDs de 60 o 120 GB por 50 euros, más que suficiente para acelerar cualquier ordenador con algunos años sobre los hombros. A pesar de estas variaciones, creo que definitivamente vale la pena adquirir un SSD, aunque entiendo a todos aquellos que decidan esperar un poco más para encontrar mejores precios. Tal vez la clave esté en la última oferta proveniente de Kingston, el KC1000.
Kingston no es ningún extraño en el espacio de los SSD económicos, pero la serie KC siempre se ha ubicado un escalón por arriba. ¿Qué trae de nuevo el KC1000? En primer lugar, es el primer SSD de la compañía con interfaz NVMe. El KC1000 podrá ser conectado a ordenadores directamente en un zócalo M.2 2280, o con una tarjeta adaptadora PCI Express 3.0 x4. Las capacidades disponibles serán tres: 240 GB, 480 GB y 960 GB. En todos los casos, Kingston sugiere una velocidad máxima de 2.7 GB/s en lectura, 40 veces más rápido que un disco duro tradicional. Las velocidades de escritura apuntan a unos 900 MB/s en el modelo de 240 GB, y 1.6 GB/s en los dos restantes.
La primera vez que se vio al KC1000 fue durante el último CES, y en ese entonces Kingston había reportado que su lanzamiento estaba programado para el segundo trimestre de 2017. Otro detalle crítico es su garantía: En los seis modelos (tres como módulos M.2, y tres con tarjeta) Kingston ofrecerá cinco años de respaldo. El precio aún es un misterio.