Home Alone, también conocida como «Mi Pobre Angelito» en otras regiones, es todo un clásico de Navidad. Imagino que en estos momentos varias pantallas chicas se encuentran reproduciendo esa película, y más allá de todos sus momentos cómicos, hay un interesante ejercicio mental que podemos llevar a cabo: ¿Qué tan graves serían las heridas de Harry y Marv en la vida real? Un grupo de médicos se reunió para discutirlas, y el resultado es contundente: Kevin McCallister es uno de los peores monstruos que se ha visto en el cine.
Con casi 500 millones de dólares recaudados sobre una inversión original de 18 millones, Home Alone se convirtió en uno de los grandes filmes del año 1990, aunque muchos mercados lo recibieron en sus salas durante todo 1991. Si bien debió competir con tanques muy poderosos (Rocky V y Dances With Wolves, por ejemplo), su perfil de «apta para todo público» le dio cierta ventaja, en especial estando tan cerca de Navidad.
33 años después, Home Alone no se ha ido a ninguna parte. Casi siempre es posible encontrar una repetición, a un punto tal que ya nos sabemos la película de memoria. Pero si hay algo que nunca vamos a olvidar, es el extraordinario nivel de violencia que el pequeño Kevin despliega sobre Harry y Marv. Las heridas de ambos fueron notablemente suavizadas, por lo tanto, la pregunta es…
¿Qué tan mal hubieran quedado de sufrir esas heridas en la vida real?
Un pequeño grupo de profesionales de la salud se reunió para analizar varios de los «eventos» que azotan a Harry y Marv, y en términos sencillos, jamás habrían logrado salir de la casa McCallister. El disparo en los testículos con el arma de aire comprimido equivale a trauma genital, y en el peor de los casos, una posible ruptura del escroto. La caída de Marv por la escalera llena de hielo podría llevar a trauma en la zona baja de la caja torácica, daño severo en la zona lumbar, problemas de control en su vejiga, costillas rotas, contusión pulmonar, y lesiones en los riñones. La quemadura en la mano de Harry es tan grave que necesitará recibir un injerto de piel.
La plancha caliente en el rostro de Marv «sólo» enseña una quemadura… que debió haberse extendido a las córneas, y eso sin considerar el daño provocado por el impacto. ¿Clavo en el pie? Pérdida de sangre, daño nervioso, y algo clásico con los metales: Riesgo de tétanos. El soplete en la cabeza se traduce en quemaduras de segundo o tercer grado, material sintético del gorro derretido y pegado sobre la piel, y posible exposición del hueso.
Marv recibe otro golpe en la cara, esta vez con una lata de pintura. Fractura nasal, fractura ocular, múltiples dientes rotos, y el potencial de una hemorragia interna que haga presión sobre el cerebro… y lo mate. Para finalizar, el golpe en el pecho de Harry con la barra nos da un esternón roto, con probabilidades de perforar un pulmón o la aorta. En resumen: Que alguien le ponga una camisa de fuerza a Kevin McCallister.
(De nuestros archivos, publicada originalmente el 24 de diciembre de 2017. Más apropiada, imposible. ¡Feliz Navidad!)