En la superficie parecen felices, relajadas, libres de cualquier dolor. Pero en segundo plano cargan sobre sus espaldas a monstruos gigantescos. La desesperación por «cumplir» con la sociedad, con los estándares de belleza y las expectativas familiares. La ansiedad, la depresión, la soledad. El impacto físico a través del insomnio, la bulimia y la anorexia. Las colegialas de Kazuhiro Hori están rodeadas de colores y juguetes, pero sus rostros reflejan puro dolor y una marcada tendencia hacia la autodestrucción, como anticipo a lo que les espera en el mundo real.
El arte de Kazuhiro Hori ha sido exhibido en diferentes partes del mundo, y una de sus principales preocupaciones era atravesar las barreras culturales (después de todo, sus imágenes reflejan situaciones principalmente japonesa), pero no tardó demasiado en descubrir que su trabajo refleja problemas universales.
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No hay paz en los ojos de sus colegialas. Los juguetes, los dulces y la comida chatarra que observamos en las ilustraciones son vía de escape y fuente de tormento al mismo tiempo. La mermelada de fresa como sangre es un simbolismo perturbador, siempre saliendo de entre las piernas o cubriendo a las jóvenes por completo. El mundo de ensueño en el que viven será reemplazado por la crueldad de la realidad y la sociedad. El cuento de hadas se transforma en pesadilla. ¿Te interesa saber más? Entonces, ya sabes a dónde ir.
Fuente: Neocha
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