Todos esos clásicos reclamos de dejar la consola y salir un poco podrían terminar en el cesto de la basura gracias a un nuevo estudio proveniente de Alemania. Con apenas 30 minutos diarios de Super Mario 64, un grupo de 23 participantes registró un aumento en el volumen cerebral sobre regiones asociadas a la memoria y la destreza motriz.
Creo que hemos escuchado cada variante concebible de las críticas destinadas a los videojuegos. Nos dejan como idiotas, nos derriten el cerebro, nos convierten en parias y/o psicópatas violentos… y la lista sigue. En su momento, los videojuegos fueron casi tan perseguidos como la música de rock a principios de los ‘80, y nunca falta un artículo o presentación en la televisión (aún en estos días) que apela al miedo y a la ignorancia para vincular a los videojuegos con todo tipo de tragedias. Por suerte, la ciencia continúa ayudando a comprobar que los videojuegos no nos convierten en máquinas asesinas fuera de control, sino todo lo contrario, debido a que aportan más beneficios de los que imaginamos.
Gracias a un reciente estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Max Planck y la Charité University Medicine (St. Hedwig-Krankenhaus), se descubrió que los videojuegos provocan un aumento de tamaño en ciertas regiones del cerebro. El estudio contó con la participación de 23 adultos (edad promedio de 24 años), a quienes se les pidió jugar Super Mario 64 por un espacio de treinta minutos diarios, durante dos meses. Al comparar los resultados con un grupo de control (que no tuvo contacto con el clásico de Nintendo ni con otros juegos), los jugadores registraron un aumento significativo de materia gris en áreas del cerebro asociadas a la navegación espacial, planeamiento estratégico, desarrollo de memoria y rendimiento motriz.
Debido a las demandas motrices y cognitivas que tienen los videojuegos, los autores llegaron a la conclusión de que sería posible entrenar regiones específicas del cerebro con esta actividad. Sin embargo, los beneficios no se terminan allí, ya que un incremento en la materia gris podría ayudar a aquellas personas que sufren de enfermedades degenerativas como el Alzheimer, instalando así la posibilidad de transformar a los videojuegos en un tratamiento no convencional, y mucho más amigable.
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