Hola. Mi nombre es Max Ferzzola y soy adicto a Mushroom Revolution. “Hola, Max”, contestan todos, y sé que no estoy solo. Es que si crees que el género Tower Defense es "solo" un poco adictivo, es porque todavía no has jugado con estos honguitos psicodélicos. Porque Desktop Tower Defense será cocaína, pero Mushroom Revolution es heroína pura. Así que vaya la advertencia: si tienes cosas que hacer, ni siquiera leas este artículo. Como dicen por ahí: “Es un viaje de ida.”
Hace tiempo conté que mi adicción por la nicotina era una batalla perdida. Ni siquiera la bebida Liquid Smoking, que recientemente fue premiada por la Unión Europea, pudo lograr que yo cortara con el vicio. Es que soy un vicioso, sí que lo soy. Cuando hay algo que me gusta, lo exprimo hasta sacarle todo el gusto (y después chupo el suelo, en caso que se haya caído alguna gota). Por eso me tengo que andar con cuidado y pensar dos veces lo que me meto a la boca. No sea cosa que un día, por vicioso nomás, tenga que replantear toda mi sexualidad. Pero Mushroom Revolution me tomó por sorpresa. ¡Malditos hongos!
Puede que muchos no lo sepan, pero los Tower Defense (que son un subgénero de la estrategia) no nacieron con los juegos flash. Sus raíces pueden rastrearse en el viejo y querido Rampart y luego, ya más fieles a la premisa final, en mapas generados por fanáticos de juegos como Starcraft, Age of Empires II y Warcraft III. Desde entonces, los desarrolladores flash jugaron con la idea, pero no fue hasta que Desktop Tower Defense llegó a Internet que el género explotó, reproduciéndose como conejos con viagra. Hay algunos muy buenos, otros no tanto… pero hay una tercera categoría, a las que pocos se atreven y en la que entra Mushroom Revolution, una categoria que… agh, te consume la vida.
A simple vista, Mushroom Revolution no es muy diferente al resto de los juegos de su género. Pero es su planteo estratégico, dividido en tres factores, lo que hace la diferencia. En primer lugar, hay zonas críticas en el mapa, donde se deben posicionar a los hongos defensores. Te sorprenderá ver cómo un hongo de nivel 6 puede acabar (si está en la posición correcta) con oleadas de enemigos, mientras que 20 hongos de nivel 3 apenas les hacen daño. En segundo lugar, los hongos aceptan hasta tres gemas de diferente color (como Gemcraft), cuya combinación genera hasta 20 poderes diferentes. Si pones tres gemas del mismo color, generas un hongo puro (de alguno de los cinco elementos, que son los únicos capaces de llegar a nivel 6).
Tercero y último factor, y como es usual en estos juegos, cada oleada es débil ante un elemento y fuerte ante otro, y muchos monstruos son inmunes a algunos de los diferentes efectos de los hongos impuros. Así que, como te imaginarás, el balance es importantísimo y se necesita, sí o sí, estudiar qué tipo de enemigo viene en cada oleada, para estar preparado.
Además, existen 10 ítems con los que puedes aumentar alguna de las características de los hongos y, por si fuera poco, si logras vencer los niveles con alguno de los tres mejores puntajes objetivos, ganas puntos de experiencia para poner en seis mejoras que se mantienen entre todos los niveles del juego. Sí, Mushroom Revolution es complejo y super, super, super adictivo. El juego le ha causado un dolor de cabeza a más de uno y es por eso que Internet está llena de guías y cálculos matemáticos, como puedes ver en la imagen debajo.
La idea, claro, es superar el juego sin guía alguna. Sacar cálculos propios, trazar mapas, memorizar las debilidades de los enemigos más poderosos, ver qué tipo de poder se necesita en cada una de las situaciones, etc. Sino, como sucede con todo juego en el que se usan guías, la cosa pierde la gracia. Pincha para jugar Mushroom Revolution o, si lo conoces y ya lo has pasado, prueba Revenge of the Stick, Flash Empires III, Protector y, por supuesto, Gemcraft. Todos super recomendados.