El hombre, en su búsqueda de nuevas sensaciones, inventa continuamente nuevas maneras de llegar al límite. Yves Rossy se ha transformado en un jet humano.Yves Rossy, un ex piloto militar y comercial de 50 años, se dio cuenta que no le gustaba volar adentro de un avión. Así que aprovecho su experiencia como piloto, y construyo un par de alas de Kevlar y fibra de vidrio propulsadas por unos motores Jetcat que le permiten alcanzar los 190 km/h.
Primero fue el paracaídas. La sensación de la caída libre es indescriptible, excitante. Hace unos 20 años comenzó a difundirse el parapente, que además de bajar permitía subir utilizando las corrientes de aire calido, como los planeadores. Pero el parapente es un vuelo muy lento para algunos.
Yves soluciono esto. El piloto Suizo, con su motor de propulsión a chorro amarrado a la espalda, puede volar a la misma velocidad que alcanza un paracaidista en caída libre, pero en cualquier dirección. Realmente alucinante. Ahora, con el nombre artístico “Fusionman”, montado en su JetWing, surca los cielos como un Superman del siglo XXI.
¿Llegará a convertirse en un deporte como ocurrió con el aladeltismo o parapentismo? Si es así, y el costo del equipo no es exorbitante, cuenten conmigo como socio del club.