«Suidobashi, nosotros tenemos un robot gigante, vosotros tenéis un robot gigante. Ambos sabemos lo que tiene que pasar.» Así quedó establecido el desafío a un combate entre el MegaBot Mark II de MegaBots Inc. y el Kuratas de Suidobashi Heavy Industry. Hace una semana que estamos a los saltos esperando la respuesta japonesa, y finalmente llegó. O la raza humana ha dado el primer paso hacia el Fin de los Tiempos, o es el amanecer del deporte más espectacular en la historia escrita, porque de una manera u otra, habrá pelea de robots gigantes.
Por todos los cielos. Esto tiene que suceder. Va a suceder. Si no sucede, el mundo entero se unirá en un grito de angustia y una ola de furia sin precedentes. De un lado, un robot gigante estadounidense. Del otro, un robot gigante japonés. Y deben molerse a golpes. Las esencias de proyectos como Gundam, Patlabor, Transformers, Mazinger y Macross se unen al espíritu de películas como Robot Jox, Real Steel y Pacific Rim. Nadie en su sano juicio puede tentar al mundo con una pelea de robots gigantes, y que después no ocurra. Los creadores del MegaBot Mark II presentaron el desafío a fines de junio. Canciones patrias, banderas, armas gigantes… sería imposible hacer a esa presentación «más estadounidense». Casi como si el destino hubiera decidido arrojar un leño más al fuego, Estados Unidos pulverizó el domingo pasado a Japón en la final de la Copa Mundial de fútbol femenino por 5 a 2, marcando cuatro goles en los primeros 16 minutos de juego. Ese mismo domingo, Suidobashi respondió con un vídeo propio…
«No podemos dejar que otro país gane en esto. Los robots gigantes son parte de la cultura japonesa.» El tono ya era claro por sí solo, pero Suidobashi decidió redoblar la apuesta: «Realmente necesitamos combate cuerpo a cuerpo. Quiero golpearlos hasta convertirlos en chatarra.» ¡Será mejor que al otro lado del charco no se acobarden! Las armas de largo alcance tal vez sean una opción en combates a futuro (obviamente, uno no será suficiente), pero en estas coordenadas de tiempo y espacio, queremos chorros de aceite volando, brazos arrancados, chispas, abolladuras, y una legión de partes desparramadas por el suelo.
El MegaBot Mark II pesa 5.44 toneladas, mide 4.5 metros erguido, posee orugas provenientes de una pala CAT 289c como pies, piernas de acero A36, veinte actuadores hidráulicos, y un motor Honda de 24 caballos conectado a una bomba hidráulica. El cañón en su brazo derecho arroja balas de pintura de seis pulgadas a 210 kilómetros por hora, mientras que el brazo izquierdo dispara un máximo de veinte misiles de pintura de 2.5 pulgadas a 240 kilómetros por hora. El Suidobashi Heavy Industry Kuratas pesa 4.49 toneladas, mide cuatro metros, y tiene cuatro piernas con ruedas en sus extremos, coordinadas con treinta actuadores hidráulicos. Su fuente de poder es un motor diesel, y como armamento principal posee una ametralladora de aire comprimido capaz de disparar hasta 6.000 rondas por minuto. El Kuratas es más liviano y más bajo, pero esto lo hace potencialmente más ágil, y solamente necesita un piloto, mientras que en el MegaBot Mark II deben ir dos a la cabina. Amigos, ya no puedo pensar con claridad. Mayweather vs. Pacquiao fue una estafa de 400 millones de dólares, y Floyd acaba de perder uno de sus títulos en el escritorio. Es hora de hacer lugar a los robots. Quedan muchos detalles por resolver, pero se supone que será dentro de un año. No podemos esperar.