Aunque la interfaz táctil está buscando ser la regla y no la excepción en estos días, sigue existiendo bastante espacio expandir, mejorar e innovar. Proveniente de la Universidad Keio en Japón, este proyecto nos enseña una interfaz táctil basada en papel que no sólo responde a los dedos, sino que también es capaz de reaccionar a otros "estímulos", cono un soplido o una vibración, con una velocidad de actualización muy alta.
La interfaz táctil en general ha alcanzado un nivel de presencia muy importante a través de diferentes tipos de dispositivos, con un especial dominio sobre teléfonos móviles y tablets. En algunos casos, la "independencia de las teclas" ha sido simplemente una función extra, mientras que en otros ha cambiado por completo la forma de utilizar un aparato. Desde hace mucho tiempo se ha estado evaluando el potencial de las interfaces táctiles fuera de los dispositivos, por ejemplo, la posibilidad de interactuar con una pared, una mesa o una pizarra, pero un grupo de investigación de la Universidad Keio en Japón presentó una interfaz táctil que utiliza un elemento aún más común entre nosotros: El papel.
En realidad, el papel es apenas un material compatible, ya que la interfaz puede reaccionar de acuerdo a la forma que adopta la superficie. El trabajo pesado es realizado por un proyector colocado en la parte inferior del papel, y una cámara que detecta la forma del mismo. La captura es realizada a una velocidad muy alta, y el resultado es la sensación de que la imagen proyectada sobre el papel se adapta a la nueva forma en tiempo real. La deformación del papel puede ser lograda por otros factores además del tacto, por lo que un usuario podría cambiar aquello que se proyecta con una simple vibración en las cercanías del papel, e incluso soplándolo.
Sus desarrolladores confían en que esta interfaz tiene potencial en el entorno del arte, como podrían ser galerías o museos. El papel también puede variar en su textura o su flexibilidad, alterando así el resultado que emite el proyector, y la sensación que le transmite al usuario. De más está decirlo, cualquier utilización que pueda llegar a tener esta interfaz requiere de una posición estática para el proyector y la cámara que registra las alteraciones en la superficie, por lo que en un comienzo la experiencia sería muy individual, en comparación con otras interfaces táctiles que pueden registrar la interacción de cada vez más dedos sobre una superficie. ¿Llegaremos a ver una solución comercial para esto, o apenas puede ser considerada como una prueba de concepto? Sólo el tiempo lo dirá. En Japón no son precisamente de quedarse quietos en lo que se refiere a tecnología.