Un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham ha encarado un ambicioso proyecto que busca revolucionar la biología moderna. Con la ayuda de colegas provenientes de sitios como los EE.UU., Israel y España, intentan crear una célula reprogramable, que pueda comportarse como el equivalente vivo del Sistema Operativo de un ordenador. En otras palabras, si tienen éxito podrán cambiar el “software” de una célula y ver que cambios se producen sin necesidad de modificar su “hardware”, lo que permitirá -entre otras cosas- crear formas de vida totalmente nuevas, a medida para diferentes usos.
Cada vez que necesitamos que nuestro ordenador realice una tarea diferente, simplemente nos limitamos a instalar algún paquete de software nuevo, adecuado para la nueva tarea, y ejecutarlo. Desde hace décadas que los ordenadores son lo suficientemente flexibles como para que podamos modificar su comportamiento sin necesidad de modificar su hardware. Pero en el mundo de la biología tal cosa todavía no es posible. Cuando los investigadores necesitan que una bacteria sintetice algún nuevo compuesto, deben modificar genéticamente su “hardware” -su cadena de ADN– para que el bicho comience a trabajar como ellos desean. En general, esta tarea no es simple ni rápida de realizar. Y cuando se está frente a la amenaza de algún nuevo virus -como la gripe aviar o algo parecido- lo único que no existe es “tiempo”. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Nottingham ha encarado un proyecto que busca conseguir modificar el comportamiento de las células a partir de cambios en su “software”, a través de lo que ellos llaman “un Sistema Operativo para células”.
Si bien la analogía entre este trabajo y un Sistema Operativo (SO) de un ordenador como los que acostumbramos a utilizar todos los días posiblemente no sea del todo correcta, lo cierto es que el equipo espera tener, dentro de unos cinco años, una especie de “biblioteca de software celular” que, transferido a una E. Coli les permita ponerla a fabricar un nuevo médicamento, una proteína determinada, alguna toxina o cualquier otra cosa que se les ocurra. Si realmente consiguen hacer algo asi, estaríamos frente a un gran avance en el campo de la biología sintética, incluso hasta se podría modificar lo suficiente una célula como para que se convierta en una forma de vida completamente nueva. El camino hacia los nuevos descubrimientos sería mucho más corto, y podrían conseguirse avances significativos en tiempos 10 o 20 veces menores que los actuales. Sin embargo, este tipo de “biología sintética” ha sido criticado por algunos especialistas, que alertan ante la creación de herramientas que posiblemente no comprendamos a fondo y con las que podríamos, si no somos cuidadosos, cometer un error irreparable.