Se supone que si el clima es demasiado adverso, lo ideal sería no conducir, pero esto no siempre es una opción por diferentes razones. Si la combinación de noche y lluvia es lo suficientemente mala por sí sola, a esto hay que sumar la “contaminación visual” que provocan las gotas de lluvia cuando reciben la luz de los faros del vehículo. En un intento por reducir este efecto, la gente de Intel y la Universidad Carnegie Mellon ha estado desarrollando un sistema de faros especiales basados en una tecnología similar a la de un proyector, que logra ocultar parcialmente las gotas, entregando la sensación de que no están allí. La tecnología también podría extenderse a copos de nieve, y la latencia del proceso no supera los trece milisegundos.
Conducir de noche y bajo la lluvia no es algo dentro de mi lista de prioridades, pero reconozco la necesidad que tienen algunas personas de hacerlo. Además, el clima ha demostrado ser algo que no se adapta a nuestras circunstancias o nuestros deseos, y lo que parece una noche tranquila puede dar paso a una tormenta en muy poco tiempo. Los faros son críticos para trasladarse durante la noche, pero en caso de lluvia, generan un efecto no deseado. La luz de los faros se refleja sobre las gotas de lluvia, causando una distracción adicional para el conductor. Este problema no es exclusivo de la lluvia, porque también se manifiesta con los copos de nieve.
La propuesta de Intel y la Universidad Carnegie Mellon, con intervención de otras empresas como Samsung y Texas Instruments, es el desarrollo de unos faros especiales con capacidad de iluminación selectiva. El sistema utiliza un proyector, una cámara, un “beamsplitter” y un procesador integrado, y el primer paso consiste en detectar cada una de las gotas que caen. Aplicando un algoritmo propietario, el sistema calcula la trayectoria estimada de cada gota, para luego desactivar la luz que se refleja sobre ella. El resultado final es la iluminación del camino, mientras que cada gota se mantiene en la oscuridad. El concepto del faro y sus primeros prototipos fueron presentados en julio del año pasado. El proceso de detección y bloqueo de cada gota toma unos trece milisegundos. La misma técnica puede ser aplicada sobre copos de nieve, pero en condiciones más severas sería necesaria una latencia más reducida.
El concepto es definitivamente interesante, sin embargo, también instala otras preguntas. Aunque la molestia que provocan las gotas de lluvia cuando son iluminadas por los faros es real, el hecho de reducir su impacto visual, más allá de las buenas intenciones de los desarrolladores, puede provocar a una falsa sensación de seguridad en algunos conductores, decidiendo ir un poco más rápido basados en esa seguridad. Si tenemos en cuenta que es de noche y está lloviendo, al agregar más velocidad, bueno… digamos que no queremos que nadie salga volando como los Dukes de Hazzard. Representantes de Intel han declarado que estos faros deberían estar disponibles dentro de la próxima década, pero si conocemos a la tecnología, puede que los coches sin conductor lleguen primero, eliminando el problema desde otro ángulo.