Todo lo que necesitamos para resolver cálculos es ir a la página correcta u obtener el software apropiado. Pero antes, los ingenieros de la época debían ser mucho, mucho más creativos. Hoy vamos a compartir la historia del ingeniero ruso Vladimir Lukianov y su Integrador hidráulico, una plataforma con la capacidad de resolver ecuaciones diferenciales no homogéneas. En esencia, los cálculos eran procesados como analogías hidráulicas, con depósitos interconectados en los que el operador controlaba los niveles y el flujo del agua. Cada ejecución demandaba una amplia preparación, pero aún con sus restricciones, el integrador logró cosas impresionantes.
La historia nos dice que Vladimir Sergeevich Lukianov (o Lukyanov) nació en el año 1902 en Moscú. Se graduó como ingeniero ferroviario en 1925, y diseñó las redes de Troitsk-Orsk y Kartaly-Magnitogorsk.
Su carrera ferroviaria se extendió por cinco años más, hasta que pasó al Instituto Central de Ingenieros Ferroviarios para realizar tareas de investigación. Entre sus prioridades estaba el cálculo de temperaturas en estructuras de hormigón.
Por lo general, las construcciones se hacían durante el verano, pero Lukianov exploró la posibilidad de llevarlas a cabo en el invierno, sin sacrificar integridad. El problema era que los métodos de cálculo disponibles no tenían la suficiente rapidez y precisión. Así fue que en 1936 desarrolló la versión inicial del Integrador hidráulico.
El primer diseño era crudo, hecho con hierro, hojalata y tubos de vidrio, pero no solo logró resolver los problemas de la temperatura en el hormigón, sino que además se convirtió en el primer sistema de cálculo basado en agua, y el primer ordenador compatible con la resolución de ecuaciones diferenciales en derivadas parciales.
El integrador utilizaba una serie de depósitos (algunos fijos, otros móviles) conectados entre sí con tubos de resistencia hidráulica variable. Al modificar la altura de esos depósitos, el usuario podía alterar el flujo del líquido en los depósitos principales.
Trabajar con el Integrador no era sencillo. Sus operadores debían establecer múltiples parámetros antes de cada cálculo, y su complejidad aumentó con los nuevos modelos de dos y tres dimensiones.
En 1949 se creó el Instituto Estatal de Máquinas de Cálculo, y el Integrador fue uno de los primeros modelos en ingresar a producción general. De hecho, varias unidades fueron exportadas, encontrando aplicaciones en la construcción de plantas de energía, metalurgia, minería, geología y cohetería.
Cuatro décadas después de su lanzamiento original, el Integrador era utilizado en más de 100 agencias y organizaciones soviéticas, y así permaneció hasta la caída. Hoy quedan dos unidades en el Museo Politécnico de Moscú.
Fuente: History Computer