Existe una muy buena razón para que Disney termine cada una de sus películas con un explícito o simbólico “Happily ever after” (“vivieron felices y comieron perdices”), ¡y es que lo que sigue después de los créditos finales es puro infierno! Y no hace falta reflexionar sobre nuestras propias experiencias amorosas para darnos cuenta, con esta colección de inquietantes (muchas veces aterradores) juegos infantiles sin licencia (o sea, desarrollados sin la autorización de sus autores originales), alcanza y sobra para ver los horrores del día después de cada idílica historia de amor y, de paso, aprender sobre el universo bootleg de los minijuegos online.
Un bootleg es una creación que utiliza marcas y personajes de una obra de terceros protegida por derechos de autor, sin autorización alguna y generalmente con fines comerciales. Por ejemplo, si tu coges una billetera, le dibujas un Sonic de Sega y la vendes en un encuentro de cómics o videojuegos, estás vendiendo un bootleg. Como estas creaciones no cuentan con el filtro de sus respectivos dueños, que buscan proteger sus franquicias de cualquier traspié desafortunado, muchas veces terminan siendo de muy baja calidad o, como es el caso que nos convoca, ¡demasiado delirantes!
Por otro lado tenemos el mundo de los juegos flash online. Juegos casuales, mayormente desarrollados en serie, para alimentar la miríada de portales web que necesitan de contenido fresco todos los días. Estos juegos utilizan publicidad para ganar dinero, mostrándola muchas veces durante sus tiempos de carga. Así que el algoritmo es bastante simple: mientras más visitas tenga el juego, más dinero podrá ganar su creador (y el sitio que cuelga el juego, en perfecta simbiosis).
Por eso, muchos desarrolladores eligen “piratear” los derechos de autor de obras famosas y con un buen caudal de seguidores (y por lo tanto de búsquedas) y crean sus ediciones bootleg, con la esperanza de captar más visitas. Y es que en cuanto a volúmenes de búsquedas y buenas “keywords” se refiere, por ejemplo, no es lo mismo que un juego se llame “Maxi Ferzzola Freak Show“, que no le interesa a nadie y que hasta da un poco de asquito, que “Frozen: Elsa tiene un bebé“. Con esta estrategia en mente, esos juegos piratas casi de inmediato son captados por los dueños de los miles de portales de juegos online que pululan por la web, porque a ellos también les conviene, y es así como estos bootleg terminan por convertirse en virales en muy muy poco tiempo. ¡Pura fuerza bruta!
Las inverosímiles situaciones a las que son sometidos los personajes de Disney dentro de estos juegos bootleg (¿La cirugía de cerebro de Elsa Frozen? WTF!?) también tiene una explicación super simple: muchas de las herramientas que se utilizan para desarrollarlos vienen con plantillas predefinidas de juegos con la programación resuelta, y a las que solo hay que cambiarle los gráficos (assets) y mover esto un poco para allá y aquello un poquito más para acá para que todo quede “perfecto”. Y es también por eso que hay tantos juegos de cirugias, de examenes odontológicos, de besos a escondidas, de cambios de ropas, de maquillajes, etc. ¡Están utilizando plantillas!
Para ilustrar este artículo elegimos incluir solo algunos de los miles de juegos bootleg de Frozen. Pero si investigas por tu cuenta encontrarás que casi todo personaje infantil conocido tiene alguna “parodia” interactiva nacida de las entrañas de alguna plantilla predefinida, producida posiblemente desde lugares como India, Singapur, Hong Kong y Taiwán y alojadas en servidores de países “flexibles” en cuanto a derechos de autor se refiere. My Little Pony, Minions, Monster High, Dora la Exploradora, Hora de Aventura, entre muchos otros dibujos animados conocidos, han sido víctimas inocentes e inconcientes de estos pintorescos malhechores. ¿Qué opinas?
Si quieres saber más sobre juegos bootleg, puedes visitar “Los juegos piratas de NES” y “Angry Birds para Famicom“, dos artículos anteriores escritos por un servidor aquí en NeoTeo. Que los disfrutes, supongo…