En estos días es imposible olvidar la maravillosa historia de Stanislav Petrov, teniente coronel soviético que con su inteligencia, percepción e instinto supo reconocer una falsa alarma y salvar al mundo de una catástrofe nuclear. Pero en ambos lados hubo hombres y mujeres que a través de una sólida defensa lograron mantener el delicado equilibrio de la paz en una época muy complicada. Eso incluye a un grupo de ingenieros de Eastman Kodak, quienes colaboraron en el desarrollo y el funcionamiento de uno de los programas más exitosos de espionaje y fotografía satelital.
El año era 1963. Los Beatles lanzaban su primer álbum (Please Please Me), The Birds de Alfred Hitchcock tomaba por asalto al cine, y por supuesto, la Carrera Espacial se encontraba en pleno desarrollo. Los rusos habían colocado en órbita a Valentina Tereshkova durante el mes de junio (el 16, para ser precisos), y pocos días más tarde se estableció la Línea Directa Moscú-Washington, en un intento por evitar incidentes similares a la Crisis de los Misiles.
Pero el precio de la paz es la eterna vigilancia, y eso llevó a una aceleración en los programas de inteligencia, incluyendo diferentes proyectos de reconocimiento con satélites. La serie Corona tuvo un rendimiento irregular, y el programa Samos dejó mucho que desear, sin embargo, las cosas cambiaron con la activación de los satélites Gambit, y la intervención de un titán de la fotografía en aquella época: Kodak.
El trabajo de los ingenieros de Kodak fue en verdad impresionante: El sistema óptico de Gambit podía obtener imágenes en una resolución promedio de 0.6 a 0.9 metros, y se han reportado fotos con resolución de apenas 30 centímetros, que dicho sea de paso, siguen siendo clasificadas.
Los ingenieros de Kodak trabajaban obedeciendo al famoso «need to know basis»: Sabían que era para el gobierno, que era altamente clasificado (familiares y amigos ignoraban por completo lo que hacían), y que no se utilizaba para fotografía local.
Compensar el movimiento fue uno de los desafíos más complejos que debieron enfrentar esos ingenieros. La solución era mover la cámara o mover la película, y se inclinaron por lo segundo. Ahora, la pregunta es: ¿Cómo obtenían el contenido?
¿Recuerdas aquella escena de la película The Dark Knight en la que Batman escapa con Lau enganchado a un avión? Ese es el sistema de recuperación Fulton, que funciona con objetivos en la superficie.
Lo que hacían los satélites era eyectar una cápsula con la película en su interior, y un avión C-130 realizaba una maniobra similar a la recuperación Fulton, con la diferencia de que atrapaba a la cápsula en el aire. ¿De cuántas fotos estamos hablando? En toda la duración del programa Gambit, cerca de 160 kilómetros de película, algo así como medio millón de cuadros.
(N. del R.: De nuestros archivos, publicada originalmente en septiembre de 2018, con varias correcciones. El mundo decidió regresar a la violencia. Creo que es bueno recordar que algunas personas trabajaron para la paz…)
Fuente: PetaPixel