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Informe Cyborg: Causas y consecuencias de la búsqueda de un nuevo humano

Soy un organismo cibernético: tejido vivo sobre un endoesqueleto metálico. ¿Algún día llegaremos a decir una frase similar a la del T-800? ¿Qué implicancias podría tener para el futuro que los humanos consigamos extender nuestras capacidades físicas y mentales hasta casi convertirnos en cyborgs? ¿Qué tan avanzados estamos en el campo de la bioingeniería y qué estamos haciendo con estos avances? En este informe cyborg hacemos un recorrido sobre las causas y consecuencias de la búsqueda de un nuevo humano y vemos, parte por parte, cómo estamos creando al transhumano del futuro.

El Futuro

¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del Imposible? El Tiempo y el Espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo absoluto porque ya hemos creado la eterna velocidad omnipresente. Queremos cantar el amor al peligro, al hábito de la energía y a la temeridad.

Así se expresan dos de los pocos puntos no directamente fascistas de aquel manifiesto futurista redactado en Italia a principios del siglo XX de la pluma de Felipo Tommaso Marinetti, que fundía técnica y poesía con misoginia y belicismo. La cita de estos dos puntos del documento no son un homenaje, sino una especie de rencuentro atemporal entre una misma acepción de futuro, pero en dos visiones bastante diferentes en términos de medios y objetivos. El futuro al que actualmente se le rinde pleitesía y se idealiza es un futuro tecnológico, consumista y productivo, filosóficamente menos steampunk y técnicamente complejo, donde la imagen vetusta de la locomotora gigante aplastando rieles con violencia se redujo a una epopeya más delicada y funcional, centrándose en la complejidad orgullosa de la nanotecnología. Es el futuro en donde las grandes cosas son las más pequeñas, y son subidas a podios inalcanzables por ser las que mejor expresan una evolución tecnológica para los nuevos futuristas, que son aquellos que guardan una visión optimista de éste.  Y con ella, las proyecciones que se tienen sobre él.

Un nuevo Ser Humano

Dentro de esta cultura del futurismo nanotecnológico, la apuesta sobre el desarrollo de la bioingeniería es uno de los campos en donde más miradas se pone, ya sea desde los sectores militarizados, ya sea desde la curiosidad científica o incluso desde la periferia de la cultura, en donde los que se hacen llamar biohackers esperan a que el futuro de una cultura que en general desaprueban les brinde las herramientas para demostrar su enojo con ella. Entre otras razones, la insatisfacción de saberse mortales, el descubrimiento de la insignificancia de la existencia y las presuntas certezas sobre las posibilidades de lograrlo  a largo plazo han creado una necesidad imperativa de acelerar la evolución de nuestra especie para sobrevivir a nuestra propia naturaleza en un transhumanismo. La búsqueda de una solución artificial a nuestro problema natural ha creado, por adelantado, una nueva categoría de humano; el Cyborg. Ése ser que en las postrimerías de la existencia humana, podría sacar ventajas de la parte más instrumental y pragmática de la evolución tecnológica es quién hoy se está desarrollando lentamente, de a partes, para que en un futuro medianamente cercano pueda ser la razón de nuestra optimización física, expansión mental, inmortalidad o, tal vez, la causa de nuestra extinción como humanos.

Desde Neoteo estamos en constante contacto con todo lo que se está investigando y creando en cuanto a este update  de nosotros mismos, y por eso a continuación separamos en partes a nuestro Cyborg y contamos un poco sobre qué tan avanzado estamos en cada área y qué tan cerca podría estar su primer ensamble.

Piernas y pies

Las patas de palo existen desde siempre, pero fu luego de la Segunda Guerra Mundial y especialmente luego de la de Vietnam, cuando las piernas biónicas o prótesis complejas comenzaron a investigarse más rigurosamente y con más fondos. La causa primera, como te podrás imaginar, fue la gran cantidad de militares amputados. Como en muchas otras áreas de la tecnología, la investigación científica militar derivó en proyectos que pretendieron alcanzar o alcanzaron el campo civil. Es así como pudimos tener acceso a, por ejemplo, AMP-FOOT 2.0, un pie artificial que funciona a la par de uno real. Una prótesis de 2.5 kilogramos que imita todas las articulaciones de un pie humano, acumulando energía en cada movimiento, logrando una caminata más firme pero a la vez más eficiente y natural.

Otras piernas biónicas (aunque en este informe dejamos a fuera a la mayoría de exoesqueletos) son las que se controlan a través del cerebro, como las BCI RoGO o, mejor y más adecuadas al término cyborg, las Vanderlbilt, que superan por mucho a las prótesis pasivas al poder flexionarse  con sensores, motor eléctrico, ordenador a bordo y batería para autonomía.

Piel

La piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo y la verdad es que sin ella no podríamos sentirnos realmente humanos. Además de sus cualidades protectoras, la piel nos da la posibilidad de sentir nuestro ambiente y es algo que un cyborg debería poder emular con eficiencia, más allá de los sensores internos que tenga. Para que como cyborg también puedes acariciar y sentir, DARPA creó hace un tiempo un tipo de piel artificial que incorpora muchos sensores en su estructura y está elaborado con un polímero llamado poliimida, que está repleto de nanotubos de carbono que conducen calor y por eso es flexible, liviano y resistente al mismo tiempo. Lo increíble del proyecto es que han podido infundirle piezoelectricidad, es decir, generación eléctrica como respuesta a presión o fuerza aplicada sobre un cuerpo. La piel sintética se comunicará con el cerebro a través de los sensores implantados en la base de la prótesis, lo que hará que las respuestas ante sensaciones puedan ser procesadas y devueltas al miembro artificial. Recientemente, un proyecto en Stanford dio con otro tipo de piel artificial, que de tan avanzada posee nervios y puede registrar presiones tan bajas como la de un alfiler sobre tu dedo. El fin principal es, por ahora, resolver las pérdidas de sensibilidad de personas amputadas o quemadas.

Brazos

T-800 por un lado, el hombre bicentenario por otro, nos mostraron que un cyborg puede ser fuerte y sensible a la vez, y con los mismos brazos con los que levanta toneladas de peso o soporta una sierra eléctrica, nos abraza sin aplastarnos. La bioingeniería actual busca justamente este balance, entre capacidad aumentada y recuperación de la sensibilidad y la naturalidad motora. El brazo robótico de Skynet ya nos hizo asustar bastante con la elasticidad que consiguieron junto a la habilidad para absorber y liberar energía. Por otra parte, un brazo artificial de alta tecnología implantado bajo su piel pudo hacer que Sara Mitchell pudiera volver a sentir la temperatura en su extremidad luego de que un accidente en moto determinara la amputación de su miembro natural. Otro ejemplo de los avances en este rubro es el Proto 1, aunque ya un poco quedado en el tiempo en cuanto a implementos nanotecnológicas.

Manos

Tal vez sea una de las extremidades más exploradas y explotadas en la ciencia ficción, pero sin dudas lo es también en la ciencia real. ¡Y como para no serlo! La mano humana es una de nuestras características de especie fundamentales, pues es gracias a nuestro pulgar oponible que pudimos crear las herramientas que nos hicieron evolucionar. Justamente por eso, las manos biónicas o artificiales son las extremidades que mayor complejidad involucran, pues si bien la movilidad es algo que hoy día está muy bien optimizado, es en el tacto y en la detección de sensaciones, manejos de fuerzas y velocidad donde los experimentos están explorando más. Una de las manos  más avanzadas es Bebionic, en su tercera versión. Catorce posiciones y formas de agarre determinables según la musculatura del usuario. Su sensibilidad y funcionalidad le da habilidad para romper huevos o escribir con un teclado. También existe la mano robótica controlada por el pensamiento, la mano que puede sentir y hasta dedos biónicos ProDigits que ya pueden remplazar a dedos reales.

Ojos

The Six Million Dollar Man impuso temprano una discusión muy interesante sobre lo que podría ser un cyborg. Con la mirada contextualmente ingenua de Martin Caidin y las hazañas patrióticas de Lee Majors como el hombre biónico Steve Austin en la serie televisada, la idea del cyborg empezó a revolotear más la escena y el ojo biónico que Austin usaba para tener visión infrarroja y telescópica se convirtió en culto. Acaso también en musa de los científicos que hoy buscan desarrollar ojos biónicos o hacer implantes de retina que reparen o hagan evolucionar nuestra capacidad visual. En este rubro hay intentos humildes y otros más ambiciosos, como los que a través de ojos biónicos conectados al cerebro pretenden devolverle la vista a ciegos.  Los implantes oculares son de muy baja calidad hasta el momento, pero la investigación ha dado con buenos resultados en los implantes retinales con chips que se implantan detrás de la retina para evitar daños adicionales y a través de cámaras que toman imágenes y las convierten en señales electromagnéticas que se transfieren de forma inalámbrica a un chip . El caso del hombre con la cámara en el hueco ocular es ampliamente conocido, y para quien no lo sea, aquí el video de este verdadero cyborg ocular. Del caso de Neil Harbisson, el primer cyborg aceptado por un gobierno, también hablamos aquí.

Los riesgos del camino a la Transhumanidad

Queda claro que la bioingeniería abocada a la solución de incapacidades físicas en amputados u otros pacientes es algo innegablemente positivo, pero sería de ingenuo no querer aceptar que este es sólo un primer paso, un objeto de pruebas para lo que un futuro menos optimista podría deparar. Dejando de lado todos los problemas morales y éticos que se pueden presentar según creencias y reivindicaciones, están los problemas que son inherentes a nuestra propia existencia y la forma en la que vivimos.

Por ejemplo, recientemente La Real Sociedad y la Academia de Ciencias Médicas, junto a la Academia Británica y la Real Academia de Ingeniería han concluido un taller titulado El mejoramiento humano y el trabajo del futuro, en el que se discutió el impacto del transhumanismo y las aumentación tecnológica en la forma de trabajar y desarrollar las actividades humanas fundacionales de la sociedad. Entre las preocupaciones presentadas estaba el hecho de que las personas con implantes avanzados podrían trabajar más, mejor y más rápido, por lo que esto implicaría un abuso de parte de ambas partes del sector laboral y pondría en conflicto a las bases de los valores humanos.

Hablando también de la optimización de los resultados conseguidos, la junta llamó a repensar el tema y confluir en regulaciones y reglas para un futuro en donde los humanos podrían dejar de ser radicalmente diferentes en cuanto a capacidades físicas y mentales. Sobre este tema ya vimos un corto hace poco tiempo llamado True Skin, la visión del futuro cyborg que tiene el documentalista Stephan Zlotescu. Una forma muy entretenida de revisar los cuestionamientos que un futuro protagonizado por cyborgs y humanos podría generar. El futuro, tal vez, pasa por un lugar diferente. Habrá que seguir pensando.

Escrito por Nico Varonas

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