En julio de 2017, el gobierno chino estableció una serie de nuevos y complejos parámetros para la importación de basura reciclable extranjera. Dichos parámetros entraron en efecto el pasado 31 de diciembre, y son tan exigentes que básicamente equivalen a una prohibición sobre 24 tipos de materiales diferentes. En las últimas dos décadas, el país asiático recibió el 56 por ciento de todas las importaciones de basura reciclable, convirtiéndose en uno de los vertederos del mundo. La capacidad que tiene China para reciclar es formidable, y no son pocos los que ven a la prohibición como una medida proteccionista, pero lo cierto es que el Gigante Rojo de Oriente sufre sus propios problemas con la basura, y eso incluye al desperdicio electrónico.
De acuerdo al último cálculo hecho por Naciones Unidas, hay más de 55 mil millones de dólares en materiales útiles atrapados dentro del e-waste. La clave está en recuperarlos de forma económica y eficiente, pero a juzgar por las imágenes que veremos a continuación, ese objetivo se encuentra bastante lejos en China. La alternativa es reducir el consumo (algo a lo que Occidente se resiste) y combatir abiertamente a la obsolescencia programada instalada por los principales nombres del mercado. No será fácil…
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