En el cierre de la década de los ’80, la influencia soviética sobre Europa Central y del Este se estaba cayendo a pedazos. Desde las copias Samizdat de libros prohibidos hasta las películas VHS piratas en Rumania, los movimientos disidentes comenzaron a ganar cada vez más fuerza, aprovechando vías alternativas para expresar su oposición. En el caso de la vieja Checoslovaquia, los jóvenes se volcaron al código, creando aventuras basadas en héroes occidentales, y una de las más famosas es «Indiana Jones y la Plaza de Wenceslao», que tiene a Indy tratando de escapar del país…
La informática se movía con reglas muy diferentes al otro lado de la Cortina de Hierro. La imposibilidad de importar componentes de países occidentales provocó una explosión de improvisación y creatividad, con desarrollos al estilo del ordenador Galaksija, y siempre en segundo plano para no llamar la atención. Pero a finales de los ’80, el llamado Bloque del Este tenía los días contados. En Rumania ejecutaron a Ceaușescu. Yugoslavia se partió en dos millones de pedazos, y en Checoslovaquia se llevó a cabo la Revolución de Terciopelo, nombre asociado a la «relativa no violencia» con la que sucedió.
Los estudiantes checoslovacos fueron elementos centrales de las manifestaciones, y muchas de las intervenciones policiales (léase palos, arrestos, gas lacrimógeno y cañones de agua) durante la Semana Palach a principios del ’89 estuvieron dirigidas a ellos. Sin embargo, decidieron continuar la lucha en un terreno completamente nuevo: El digital. Aquellos jóvenes con acceso a ordenadores y un poco de conocimiento sobre programación crearon juegos de protesta que se sumaron a las canciones de rock, los panfletos, y la distribución de Samizdat. Algunos de esos juegos tenían como personajes principales a héroes provenientes del otro lado de la Cortina, y si hay uno que se destaca, es Indiana Jones.
El autor de «Indiana Jones y la Plaza de Wenceslao» permanece desconocido, pero su mensaje es más claro que el agua: Nuestro arqueólogo favorito se encuentra atrapado en la famosa Plaza de Wenceslao, y debe encontrar la forma de regresar a Estados Unidos evitando toda clase de amenazas, que van desde piedrazos aislados hasta lo peor de la brutalidad policíaca. El juego se desarrolla durante el segundo día de las protestas, y es en verdad implacable: Cualquier error en los comandos de texto puede provocar la muerte de Indy, que será «maquillada» por la prensa local (un «accidente de tránsito»).
El historiador Jaroslav Švelch se encargó de adaptar el juego a una versión para navegador (el original era compatible con ZX Spectrum, con sus jugadores compartiendo y copiando cassettes) con la ayuda de Martin Kouba, un programador con mucha experiencia en el universo de los 8 bits. Esta edición especial fue completamente traducida al inglés, pero no encontrarás ninguna ayuda o sistema SCUMM aquí: Pura textovka a prueba y error, con comandos exactos. Si te equivocas, te mueres.
Ahora, ¿por qué Indiana Jones? En esencia, por el impacto que causaban las «producciones capitalistas», y su contraste frente a las películas «autorizadas». Raiders of the Lost Ark llegó a Checoslovaquia cuatro años después de su estreno en occidente, y marcó a toda una generación. ¿Quieres terminar el juego? Entonces, deberás resolverlo a la vieja usanza: Crea un mapa de la plaza, toma nota de los comandos. Algunas soluciones son en realidad caminos sin salida, y el arqueólogo termina muerto de un piedrazo o un disparo.
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Más información: Ars Technica