Ahora que el LHC está en reparaciones, otros proyectos relacionados con la física recuperan el espacio mediático que merecen. Ayer fue oficialmente inaugurado, en Argentina, el Observatorio Pierre Auger, un detector de rayos cósmicos de altas energías compuesto de 1600 detectores distribuidos en una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados. 17 países, España entre ellos, participan de esta nueva aventura científica.
Si bien no tiene el tamaño y espectacularidad del LHC (Large Hadron Collider), el Observatorio Pierre Auger ubicado en la ciudad de Malargüe (Mendoza) en Argentina es algo único en el mundo. Se trata de un megaproyecto internacional destinado a detectar la incidencia de los “rayos cósmicos de altas energías” que tanto gustan a los científicos. En realidad, no son más que partículas que llegan desde el espacio a altísimas velocidades, más o menos como las que nuestro amigo LHC puede generar de forma artificial.
El observatorio se compone de unos 1600 detectores, cada uno de ellos separado por unos 1500 metros de sus vecinos. Son una suerte de piscinas destinadas a atrapar las partículas que llegan del espacio. El complejo está ubicado en una zona lindera a la Cordillera de los Andes, y ocupa unos 3000 kilómetros cuadrados. También dispone de 24 telescopios de fluorescencia de alta sensibilidad, que en las noches despejadas escrutan la atmósfera buscando la luz ultravioleta que producen los rayos cósmicos al chocar con las moléculas de aire.
En el proyecto han participado de forma activa 17 países y 400 investigadores pertenecientes a unas 80 instituciones científicas diferentes. Entre los participantes se encuentran verdaderos pesos pesados del área de física de altas partículas, como el premio Nobel James Cronin, de la Universidad de Chicago, Alan Watson de la, Universidad de Leeds y el estadounidense Paul Sommers. El experimento, que ha costado unos 70 millones de euros durará 25 años, y dentro de unos meses se le sumara un detector gemelo ubicado en Lamar, estado de Colorado, EE.UU.
“Para mí es realmente un sueño. Muy pocos creían en esto hace 15 años. Es un proyecto que parecía faraónico e improbable, especialmente para países como el nuestro y ahora es una realidad. Es una muestra de que la única forma de lograr grandes cosas en ciencia consiste en mantener un proyecto en el tiempo”, dice la astrónoma Beatriz García, una de las investigadoras argentinas involucradas en este megaproyecto.
Las partículas de alta energía que esperan detectar son básicamente protones (núcleos de átomos “sueltos”), que han cruzado media galaxia a una velocidad cercana a la de la luz para terminar zambulléndose en los detectores del Observatorio Pierre Auger. Muchos de los científicos participantes del proyecto tuvieron sus cinco minutos de fama cuando fueron tapa de la revista Science, en 2007, por haber determinado justamente que los rayos cósmicos provenían de una fuente homogénea.
Seguramente volveremos a hablar de este observatorio en unas semanas, cuando se hayan efectuado las primeras detecciones.