Los teléfonos móviles no deberían permitirse en las cercanías de las camas de los hospitales y de los equipos electrónicos asociados a ellas. Según han determinado un grupo de expertos alemanes, los teléfonos móviles pueden causar malfuncionamiento en algún tipo de equipos, poniendo en riesgo la vida del paciente. Este tema ha sido abordado en numerosas oportunidades, e incluso en algunos hospitales de varios países se sugiere que se dejen fuera de las habitaciones a estos aparatos, aunque hasta ahora no había pruebas contundentes de los efectos que pueden causar.
Básicamente, las interacciones indeseadas entre los equipos de telefonía móvil y los aparatos de medición de un hospital se producen debido a los fenómenos de interferencia electromagnética (EMI), y son más importantes en los teléfonos móviles de la segunda y tercera generación. Se han medido casos de interferencias aún con el móvil a una distancia de tres metros del equipo bajo prueba.
Los incidentes de interferencia electromagnética provenientes de móviles que encontraron los expertos fueron de lo más diversos, y comprendieron malfuncionamientos en el encendido o apagado de respiradores artificiales sin motivos aparentes hasta la parada por completo de las bombas que permiten el funcionamiento de un marcapasos externo, sin que sonase ninguna alarma. Como es de suponer, una detención de ese tipo puede costar la vida de un paciente que dependa del marcapasos.
El equipo de investigadores se concentro en examinar los efectos de los sistemas GPRS (General Packet Radio Service) y UMTS (Universal Mobile Telecommunications System) sobre los equipos críticos de cuidado intensivo. Se pudieron identificar unos 50 incidentes EMI, de los cuales el 75% fueron calificados de “peligrosos”.
La señal GPRS de segunda generación fue la que causó el número más alto de incidentes EMI, siendo responsable del 60% de los casos, además de ser los que más alcance (en cuanto a distancia se refiere) tuvieron . Los móviles más modernos, que funcionan con sistemas de tercera generación UMTS fueron responsables de “solo” el 13%. Por supuesto, que el 13% de 50 casos son 7 u 8 marcapasos o respirados que dejaron de funcionar, y que posiblemente podrían haber costado un igual número de vidas.
El doctor Erik van Lieshout, uno de los investigadores del centro médico que realizó el estudio, declaro que “nuestro trabajo tiene implicaciones verdaderamente importantes para las restricciones en el uso de teléfonos móviles dentro de determinadas áreas del hospital.”
Es muy difícil que en el futuro próximo se puedan eliminar por completo las emisiones electromagnéticas emitidas por los teléfonos móviles, ya que son un subproducto indeseable del sistema de comunicación empleado en estos aparatos. Teniendo en cuenta los resultados que acabamos de comentar, es de suponer que en los próximos meses se adopten medidas restrictivas sobre el uso de telefonía móvil dentro de los hospitales.
