¿Acaso tú o alguien en tu familia tiene una Leica M2 guardada? Para comenzar, es una pieza de historia en sí misma, ya que la foto más famosa del Che Guevara fue tomada con esa cámara, pero también es uno de los mejores ejemplos de «cámaras retro» que vas a encontrar. ¿Te interesa la idea de reutilizar una cámara como la Leica M2 sin depender de rollos ni realizar modificaciones permanentes? El proyecto se llama I’m Back, y la «magia» llega a través de un Raspberry Pi 3.
El retro está de regreso, ya no tiene sentido discutirlo. Remakes y reboots en el cine, Nintendo preparando una nueva versión de su consola más famosa… los ejemplos abundan. En el mundo del DIY, dicho regreso es aún más intenso, ya que encontramos toda clase de proyectos basados en máquinas recreativas, sistemas Game Boy transformados en emuladores, viejas radios AM que reproducen MP3, 128 gigabytes dentro un disquete, y mucho más. ¿Pero qué sucede con las cámaras? Los amantes de la fotografía tratan de hacer todo lo posible para utilizar sus cámaras y lentes bajo las mismas condiciones originales que estableció el fabricante en su momento, una decisión razonable si tenemos en cuenta lo complejos y delicados que son ciertos modelos. Sin embargo, eso no impide que lo «viejo» y lo «nuevo» puedan unir fuerzas de una manera… inusual, si se quiere. Dicho eso, veamos más de cerca a I’m Back.
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La idea es tomar un Raspberry Pi 3, conectar un módulo con cámara compatible (la resolución máxima es de 8 MP por el momento), y utilizar una cámara analógica como lente y mecanismo de disparo. La carcasa se imprime en 3D, y es lo suficientemente flexible para adaptarse a una amplia serie de cámaras, incluyendo la antes mencionada Leica, Olympus, Nikon, Pentax, y otras. I’m Back requiere cierto proceso de calibración por así decirlo, ya que no todas las cámaras fueron hechas iguales, y el proyecto aún debe optimizar el aspecto del software (el plan es contratar a un programador Python para crear una solución más pulida), pero está avanzando.
I’m Back ya recibió toda la financiación básica que necesita a través de Kickstarter, por lo tanto, el resto depende de qué tanto quiera trabajar el usuario para hacerlo funcionar. Los archivos de I’m Back, junto con la lista de materiales y las instrucciones cuestan 18 euros. El dispositivo ya impreso eleva el precio a 99 euros, y si prefieres la opción completa con todos los componentes, su valor es de 349 euros. Podemos discutir por un largo tiempo qué tan práctico es I’m Back, pero me fascina la idea de que algo así sea posible.