Japón lanzará proximamente un cohete H-2A con dos sondas espaciales en su bodega de carga. Se trata de vehículos que tienen como objetivo el estudio de Venus y del Sol, entre los que se destaca el velero solar “Ikaros”. En efecto, los expertos de JAXA – la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón- han diseñado una vela solar que podría convertirse en la primera misión con éxito propulsada únicamente por la luz solar, llegando al otro lado del Sol en tres años. ¿Lo logrará?
Japón acaba de posponer hasta el vienes un lanzamiento que debería tener lugar hoy, culpa del desastroso clima que reina sobre el Centro Espacial de Tanegashima (sur de Japón). Los técnicos ya han comenzado con el trabajo necesario para poner nuevamente a punto el cohete H-2A (hay que vaciar los tanques de combustible y llenarlos con propulsante nuevo, entre otras cosas), y esperan poder poner el vehículo en marcha antes que la “ventana óptima” para esta misión se cierre el 3 de junio. En efecto, esa es la fecha límite que tiene esta misión, luego de la cual -si no hubiese partido- habría que esperar hasta 2011. El H-2A transportará al espacio la sonda "Akatsuki" (“Amanecer”, en japonés), construida para explorar el clima de Venus, planeta al que debería llegar en diciembre de este año para elaborar un completo mapa 3D de su atmósfera. Pero Akatsuki no viaja sola.
Abordo del H-2A también se encuentra Ikaros (Nave Vela Interplanetaria Acelerada por la Luz del Sol), un vehículo impulsado por una vela solar que -según sus creadores- podría enseñarnos a utilizar este sistema de propulsión para recorrer el sistema solar. “Ésta es la primera nave de la historia que posee un motor híbrido”, dicen en la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), debido a que es propulsada empleando la presión que ejercen los fotones emitidos por el Sol sobre la delgada vela, y obtiene energía eléctrica desde los paneles solares que se encuentran instalados sobre ésta. Ikaros debería alcanzar Venus dentro de 6 meses, y seguir viaje hasta el lado opuesto del Sol. Si todo sale bien, debería llegar a su destino luego de 36 meses de viaje. Louis Friedman, el director ejecutivo de la Sociedad Planetaria en Pasadena, California, que ha participado de proyectos similares en el pasado, dice que “resulta muy emocionante probar tecnologías como estas en una misión interplanetaria”, y cree que Japón está demostrando “una gran visión de futuro.”
Físicamente, Ikaros parece un gran cometa. Obviamente, en lugar de volar impulsada por el viento, aprovecha la presión que ejerce la luz solar sobre su superficie, a la vez que obtiene energía extra de la fina película de células solares que se encuentran diseminadas sobre la vela. El objetivo de JAXA es demostrar la factibilidad de construir una sonda dotada de una vela solar que sea capaz además de recolectar la energía necesaria para hacer funcionar motores de propulsión de iones, constituyendo un sistema de propulsión híbrido. “En última instancia, el objetivo es disponer de un vehículo eléctrico que funcione a partir de la propulsión de iones, y una vela solar que se utilizaría en las misiones planetarias lejanas”, explica Friedman. Todos los experimentos que se han realizado para probar una vela solar han fracasado estrepitosamente. La Sociedad Planetaria desarrolló Cosmos-1 en 2005, una vela solar que se perdió cuando el cohete ruso que la transportaba falló. La NASA lo intentó con su NanoSail-D, que también se destruyó al fallar el cohete Falcon 1 de SpaceX en 2008. La misma agencia espacial de Japón lo intentó en 2004, pero tampoco funcionó. Este marco histórico es útil para tener una idea de la expectativa que se ha creado en torno a Ikaros.
El viernes, si finalmente el lanzamiento tiene lugar, el cohete H-2A pondrá en el espacio a Ikaro, que comenzará a girar y luego desplegará su vela. Esta se mantendrá tensa por las fuerzas creadas por la rotación, gracias a cuatro contrapesos dispuestos en su radio externo. La vela es cuadrada, y tiene una diagonal de casi 20 metros de largo. A pesar de su tamaño, solo pesa 4.5 kilogramos, ya que es más delgada que un cabello. Los expertos de JAXA creen que bastará para impulsar a la sonda, cuyo peso completo es de unos 315 kilogramos. ¿Tendrán éxito? Los cálculos efectuados por los ingenieros parecen demostrar que si. Solo falta esperar unos días para ver su en la práctica las cosas funcionan tan bien como en las oficinas de los diseñadores.