Los discos duros y el estado sólido dominan el almacenamiento en los ordenadores personales, pero a pesar de la creencia general, los respaldos en cinta siguen tan vivos como siempre. Durante los últimos años, este medio ha recibido notables optimizaciones en cuanto a capacidad, y su último salto proviene de IBM, que logró guardar poco más de 14 gigabytes en seis centímetros cuadrados de cinta, algo así como 220 terabytes dentro de un simple cartucho.
Si bien me agrada la retroinformática, hay algunas cosas que me alegra haber dejado atrás, y una de ellas es utilizar cassettes de audio para guardar datos. Eran lentos, había que tenerlos entre algodones, y calibrar el cabezal del datasette era tedioso. Admito que logré extraer de ellos mucha más diversión de la esperada (entre el bootleg de Giana Sisters y el Microprose Soccer, viví un espectáculo), pero los diskettes fueron más que bienvenidos. Ahora, el almacenamiento magnético abandonó el mercado general, sin embargo, en el mundo de los servidores lo único que ha hecho es mejorar su capacidad. Con la llegada de «la nube», sus virtudes se convirtieron en un recurso vital para múltiples compañías que manipulan y almacenan volúmenes de información gigantescos. En mayo de 2014, Fujifilm y Sony anunciaron un cartucho de 154 terabytes (sin compresión), que en teoría estará disponible a fin de año. Hoy es el turno de IBM, que con la ayuda de Fujifilm logró desplazar ese límite a los 220 terabytes.
Este desarrollo se vuelve mucho más impresionante si tenemos en cuenta los orígenes del almacenamiento magnético en cinta. IBM ubica su descubrimiento en 1952, con bobinas que podían guardar dos megabytes (!) de datos. En 2006, la capacidad máxima en los prototipos de cartucho era de ocho terabytes, y en menos de una década se ha multiplicado 27 veces. Por supuesto, llegar a este punto no fue sencillo. La última actualización de IBM y Fujifilm ha demandado un considerable incremento en el control del cabezal, cuya posición debe ser regulada dentro de apenas seis nanómetros. La densidad de pistas asciende a 181.300 por pulgada, 39 veces más de lo que puede ofrecer LTO6 hoy.
La mejor parte es que el almacenamiento en cinta parece estar siguiendo su propia «ley de Moore», duplicando su capacidad cada dos años. Imagino que tarde o temprano deberá golpear un límite superior, pero hasta que ese momento llegue, la nube está encantada. Almacenamiento profundo, alta densidad, velocidades de búsqueda optimizadas y bajo costo son cuatro cosas que suenan muy bien en estos días, aunque IBM no ha dado ninguna fecha sólida para encontrar productos comerciales con esta nueva tecnología…
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