Con sus 10 metros de largo, el Hydroptère puede viajar a una velocidad de 50 nudos (90 km/h) sobre la superficie del agua. Y cada día que pasa, consigue velocidades mayores. El secreto de este barco de carreras es que en lugar de tener su quilla sumergida, se desplaza sobre la superficie del agua.
Este barco de origen francés, utiliza una suerte de alas, similares a las de un avión, que una vez que se alcanza una velocidad cercana a los 25 km/h, su quilla comience a levantarse y emerger del agua. Una vez que el barco se encuentra “volando” sobre la superficie, la velocidad que puede alcanzar solo depende del viento y la habilidad de la tripulación para aprovecharlo al máximo.
Por supuesto, algunas partes del Hydroptère siguen debajo del agua, sirviendo de apoyo y de guía. Como un dato curioso más, te contamos que su capitán, Alain Thébault, reconoce que manejar este barco se parece más a pilotear un planeador que a conducir un velero.
A pesar de las partes que permanecen en contacto con el agua, la fricción se reduce casi a cero. Esto le evita el trabajo de tener que luchar contra la resistencia que le presente el agua a su avance. Un miembro de la tripulación se encarga de dirigir el rumbo, mientras que los demás se distribuyen alrededor del barco, manejando las velas. Si algo parece ir mal, un “botón del pánico” detiene el barco rápidamente.
“Estamos en la frontera de dos mundos: navegación y aeronáutica,” dice Thébault, que ya está pensando en un intento batir el record de la travesía del océano atlántico en dirección oeste-este. El record actual para esa travesía es de cuatro días y ocho horas, y el navío francés necesitaría vientos constantes sobre las 3.000 millas de viaje par a mejorar ese tiempo.
El Hydroptère ha batido el record para recorrer una milla y también tiene el mejor registro al recorrer una distancia de 500 metros.