Es uno de esos hábitos que la gran mayoría de la gente considera asqueroso, pero que hemos realizado de forma mecánica, sin estar completamente conscientes. Hurgarse la nariz tiene un perfil casi universal, y algunos estudios indican que el promedio de llevarse un dedo a la nariz es de cuatro veces al día. Sin embargo, de acuerdo al otorrinolaringólogo Erich Voigt de la Universidad de New York no es una buena idea hacerlo ya que lo único que logramos es brindar un hogar ideal para bacterias muy resistentes.
No lo voy a negar: De pequeño me hurgaba «mucho» la nariz, y eso provocaba que mi madre respondiera a dicho acto con esa velocidad y precisión que sólo las madres logran desarrollar. Hurgarse la nariz es objeto de burla casi en todas partes, y más aún si se atrapa a alguien «pasando a la siguiente fase», que es comerse los mocos (el término oficial es mucofagia).
Ahora, llevarse un dedo a la nariz es un acto tan común que los expertos en psicología y medicina han estudiado durante décadas sus diferentes aspectos, incluyendo potenciales beneficios y riesgos. La balanza definitivamente se inclina hacia los riesgos, a pesar de un artículo publicado en el año 2005 que asigna a la mucofagia la capacidad de fortalecer nuestro sistema inmunológico. La última sugerencia para «quebrar el hábito» llega a través del doctor Erich Voigt, experto otorrinolaringólogo de la Universidad de New York.
¿Cuál es el problema con exactitud?
Cada vez que nuestro dedo ingresa en la fosa nasal se corre el riesgo de causar micro-abrasiones que inevitablemente sangran, tal vez no en una cantidad abundante, pero la suficiente para alimentar a los gérmenes que viven «en la entrada» de nuestra nariz. Uno de los que ha demostrado cierta preferencia por aquellos que se hurgan la nariz es el estafilococo dorado, al que se le atribuyen toda clase de males, desde rinosinusitis e infecciones respiratorias hasta envenenamiento por alimentos en mal estado e infecciones intrahospitalarias.
De más está decirlo, hurgarse la nariz no es algo crítico en una persona saludable, ya que la gran mayoría lo hace sin consecuencias adversas. El problema es cuando esa persona posee un sistema inmunológico débil, y lo último que necesita es presentar una cena especial a un batallón de bacterias en su nariz. La recomendación está hecha, pero sabemos que no es fácil. En ocasiones, lo que queda atrapado en la nariz parece duro como el hormigón, y la incomodidad puede ser grande para mucha gente.
En lo personal, un doctor le sugirió a mi madre que me colocara algunas gotas de suero fisiológico (en vez de seguir practicando karate con mi cabeza) porque la sensación de sequedad en la nariz es muy molesta entre los pequeños. ¡Vamos, hablemos sobre mocos! Los comentarios están abiertos.