Aunque mucha gente considera al HumanCar como una verdadera genialidad, muchos otros no pueden creer que alguien proponga seriamente semejante idiotez. Se trata de un coche que en lugar de tener un motor como cualquier otro, aprovecha la fuerza que el conductor y sus pasajeros para generar la energía que necesita para impulsarse. Este “híbrido” entre coche eléctrico y máquina de gimnasio promete terminar con los problemas de polución, pero es muy probable que pase a la historia como uno de los “inventos” más ridículos de este siglo.
Los ingenieros viven pensando en nuevas maneras de hacer frente al problema que provoca el gigantesco número de coches que circulan por el planeta. Cada uno de ellos -sin importar el tipo de motor que posea- contamina el medio ambiente. Los que queman combustibles líquidos emiten gases que propician el “efecto invernadero”. Y los que poseen un motor eléctrico -a pesar de lo que pudiese parecer a primera vista- también contaminan, ya que la electricidad que consumen muchas veces ha sido generada quemando carbón u otro tipo de combustible fósil. Cada dos o tres años alguna alternativa, como la energía solar, asoma tímidamente en la escena automotriz para luego desaparecer en las sombras, sin que nada cambie. Y otras veces, como en el caso que nos ocupa, algún visionario reinventa la rueda, proponiendo una solución que a pesar de sus buenas intenciones, muy probablemente jamás sea aplicada.
Como hemos visto, directa o indirectamente todos los motores que actualmente utilizamos, en mayor o menor medida, contaminan. La solución más radical a este problema consiste en eliminar, lisa y llanamente, la necesidad de “alimentar” con combustibles fósiles al motor que impulsa el coche. El HumanCar se diferencia de tu coche actual en que utiliza la fuerza de tus músculos para generar la electricidad que su motor eléctrico consume. A pesar de tener cuatro ruedas y forma de coche, lo cierto es que el HumanCar es básicamente un generador eléctrico accionado mediante una palanca de la que se puede tirar y empujar utilizando los brazos. Para aliviar el trabajo del conductor cuando al coche transporta pasajeros, se ha dispuesto de una palanca por asiendo, de forma que todos puedan aportar su granito de arena a la propulsión del vehículo. El resultado es un ¿coche? que no contamina el medio ambiente en absoluto.
Es muy posible que, a pesar de todas su ventajas ecológicas y sus buenas intenciones, el HumanCar jamás reemplace a “los coches de toda la vida”. Así como es poco serio proponer reemplazar los buques de carga por galeras impulsadas por remos, el pretender reemplazar un coche por un vehículo como este seguramente es poco atinado. ¿Quien lo utilizaría? Quizás existiese un pequeño nicho de consumidores, compuesto por deportistas o jóvenes musculosos, que lo utilizarían como diversión o como máquina de ejercicios, pero difícilmente un ejecutivo transpiraría a lo largo de 20 o 30 kilómetros impulsando un HumanCar hasta su trabajo, en pleno julio y con una temperatura de 40 grados a la sombra.
El HumanCar puede mantener una velocidad crucero de 40 kilómetros por hora, aunque en algunas pruebas ha llegado a los 100. Aunque esa velocidad pueda parecer baja, hay que tener en cuenta que te estas desplazando en un coche que no tiene cinturón de seguridad, airbag ni cualquier otra protección destinada a evitar que en caso de sufrir un accidente te hagas puré junto a tus amigos. Los responsables del invento ofrecen la posibilidad de reservar ya mismo un HumanCar a través de un adelanto de sólo cincuenta dólares. El “coche” -aseguran- estará disponible en 2011 y costará aproximadamente 15,500 dólares. No estamos seguros de que puedan cumplir con este plazo, ya que a lo largo del tiempo la fecha de finalización de este proyecto se ha ido modificando constantemente: primero se aseguraba que estaría listo en abril de 2008, luego a mediados de 2009 y ahora parece que la fecha será 2011.
Con 350 kilogramos de peso, las últimas especificaciones del HumanCar incluyen la posibilidad de recargar las baterías a partir de la red eléctrica, algo que si bien atenta contra la premisa de no contaminar en absoluto, puede aliviar un poco el esfuerzo de conducir, por decir algo, de Madrid a Barcelona en pleno verano. Entre los “extras” que se prometen para cuando el vehículo esté terminado se incluyen el aire acondicionado y una conexión a internet. Si te gusta la aventura, quizás puedas reservarte uno. Si estás buscando una alternativa para el coche que utilizas todos los días para pasear con tu novia y sus padres, seguramente deberías buscar en otro lado.