Lanzado al espacio hace más de 20 años, el telescopio espacial Hubble de la NASA sigue proporcionando datos útiles a los astrónomos. Recientes observaciones realizadas con este instrumento demuestran que el exoplaneta denominado GJ1214b es distinto de cualquier otro descubierto hasta la fecha. No solo está cubierto de una espesa capa de vapor, sino que su masa es principalmente agua. En pocas palabras, el planeta es prácticamente una bola de agua recalentada por su estrella, con temperaturas cercanas a los 230 grados centígrados, cubierta de vapor y con una pequeña masa rocosa en su interior.
Una de las mejores inversiones hechas por la NASA en las últimas décadas ha sido el telescopio espacial Hubble. Puesto en órbita el 24 de abril de 1990 durante la misión STS-31 del transbordador espacial, el proyecto conjunto de la NASA y de la Agencia Espacial Europea sigue dando sus frutos. Si bien la aventura comenzó con el pie izquierdo -el espejo primario presentaba una aberración esférica que fue corregida tres años más tarde durante la primera misión de servicio- hoy se puede decir que el caudal de datos recogidos por el Hubble hace que el esfuerzo haya merecido la pena. Observaciones recientes efectuadas por este veterano telescopio han demostrado que un exoplaneta denominado GJ1214b y situado a unos 40 años luz de la Tierra, está compuesto en su mayor parte por agua.
En efecto, los datos recogidos por el Hubble son categóricos: debajo de la espesa capa de vapor de agua que cubre a GJ1214b se encuentra una bola de agua recalentada. El equipo internacional de astrónomos, dirigido por Zachory Berta del centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA) ha bautizado al GJ1214b como “Waterworld”, por obvias razones. Según han explicado, representa un nuevo tipo de planeta, diferente de cualquier otro detectado hasta la fecha. Berta dice que “GJ1214b es distinto a cualquier planeta conocido. Una gran parte de su masa se compone de agua.” A pesar de que este descubrimiento se ha hecho ahora, el planeta había sido detectado en 2009, durante el desarrollo del proyecto Mearth (de la misma CfA) por un equipo de astrónomos encabezado por David Carbonneau. Se sabía que su diámetro es unas 2,7 veces el de la Tierra y que orbita alrededor de una estrella enana roja cada 38 horas. Su año es tan corto por que se encuentra a solo unos 2 millones de kilómetros de distancia de su sol, posición que lo somete a una gran temperatura. Se estima que en su superficie el termómetro registraría unos 230 grados centígrados. En 2010 el científico de Jacob Bean y sus colegas del CfA analizaron los datos atmosféricos disponibles sobre el GJ1214b y dedujeron que había una buena posibilidad de que estuviese compuesta principalmente por vapor de agua.
El equipo de Berta, entre los que se encuentra el francés Derek Homeier del ENS de Lyon, utilizaron la cámara WFC3 (Wide Field Camera 3) del Hubble para estudiar GJ1214b cuando cruzaba por delante de su estrella. Cuando se produce esta situación -llamada “tránsito” por los astrónomos- la luz de la estrella que se filtra a través de la atmósfera del planeta proporciona pistas acerca de la mezcla de gases que la componen. “Gracias al Hubble pudimos medir el color infrarrojo del sol de este mundo“, explica Berta. Estas observaciones ayudaron a diferenciar los gases y el vapor de agua. Con esos datos y conociendo la masa y el tamaño del planeta, los científicos consiguieron calcular la densidad del mismo, que resultó ser de solo unos 2 gramos por centímetro cúbico. Dado que la densidad del agua es de 1 gramo por centímetro cúbico y la de la tierra roza los 5.5 gramos por centímetro cúbico, la conclusión inevitable es que el GJ1214b posee mucha más agua que nuestro planeta y un pequeño porcentaje de material rocoso. Esta composición tiene consecuencias muy interesantes para la estructura interna del planeta. En primer lugar, las altas temperaturas y presiones reinantes en el interior del mismo darían lugar a la formación de “materiales exóticos” como el “hielo caliente” o el “agua superfluida”, materiales que son imposibles en planetas como el nuestro. Sin dudas se trata de un cuerpo celeste atípico, que volverá a ser noticia en el futuro.