Quienes tengan un mínimo de contacto con el mundo del automovilismo probablemente hayan estado al tanto de que el domingo pasado se corrieron las famosas 500 Millas de Indianapolis. En un espectáculo que suele caracterizar a las competencias estadounidenses, la gente de Hot Wheels, los mismos que hacen esos fabulosos coches de juguete, han batido el récord mundial de salto en un vehículo con cuatro ruedas, utilizando una rampa similar a la que podemos comprar en cualquier juguetería.
De pequeño adoraba los coches de juguete. Nuestros lectores deben comprender que un servidor proviene de una época previa a cosas como Internet y otras demostraciones de alta tecnología, por lo tanto, cuando la diversión no pasaba por el fútbol, pasaba por los coches. Por supuesto, el destino de aquellos juguetes resultó ser muy oscuro en mis manos, ya sea desafiando la gravedad, realizando cambios de pintura con sustancias extrañas, e incluso realizando simulacros de incendio que al final no tenían nada de simulacro. En fin, sólo necesito pasar por la puerta de cualquier juguetería para comprobar que los coches Hot Wheels siguen siendo tan populares como siempre. Aquellos que destruí sin misericordia no eran Hot Wheels, pero debo reconocer que algunos de sus modelos, en especial los clásicos, son muy tentadores.
Sin embargo, esta noticia no habla necesariamente de juguetes. Involucra a la gente de Hot Wheels, pero esto no quiere decir que hayan arrojado coches de juguete con una resortera o algo así. Lo que arrojaron por los aires fue un vehículo real, de cuatro ruedas, con un conductor de carne y hueso en su interior. La ocasión fue nada menos que las 500 Millas de Indianapolis, una de las competencias automovilísticas más importantes del globo (aunque en lo personal, me sigo quedando con el Gran Premio de Mónaco). La demostración puede haber sido una prueba de habilidad y un desafío extremo para muchos, pero lo cierto es que venía cargada con un condimento extra: El quiebre del récord mundial de salto en un vehículo con cuatro ruedas.
El objetivo fue logrado después de que el “Hot Wheels en tamaño real” volara una distancia de 332 pies, algo así como 101 metros. El conductor del vehículo fue Tanner Foust, renombrado profesional que ha tenido participación en numerosas series y películas, como “The Bourne Ultimatum” y “Iron Man 2”. Uno de los puntos más impresionantes fue sin dudas el aterrizaje, con la suspensión absorbiendo todo el impacto y cerrando la maniobra con un espectacular derrape. El tiempo dirá quién será lo suficientemente habilidoso, y estará lo suficientemente loco para intentar superar esta marca, pero resulta muy adecuado que sea la gente de Hot Wheels quien lo haya logrado. Después de todo, sus espirales y sus extraños circuitos han convertido en verdaderos acróbatas a sus coches de juguete durante años.