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«Horror Analógico»: Conoce al terror analógico que tomó por asalto la Web

Con algunos ejemplos para que comiences a disfrutar…

Horror Analógico

Cuando un subgénero de horror se pone de moda, lo hace de forma explosiva. Los trabajos se multiplican, y sus fans hacen lo imposible para crear tiempo que les permita ver todo, pero hay ocasiones en las que el material nos encuentra a nosotros primero… y un buen ejemplo de ello es el horror analógico. En la superficie, este subgénero utiliza tecnologías anticuadas como televisores CRT, cintas VHS y señales de viejas estaciones para contar historias perturbadoras, pero si bajamos un poco, encontramos mucho más que eso…


Tabla de contenidos

Tres jóvenes en el bosque, y una pila de cartas

En 1999, The Blair Witch Project llegó a las salas de cine, y algo cambió en el género de horror. Tal vez a los puristas no les agrade mucho esta conclusión, sin embargo, es muy difícil negar su impacto. Me refiero a su popularización del found footage o metraje encontrado, un subgénero que definitivamente no inventó (Cannibal Holocaust precede a Blair Witch por 19 años), pero al que sí alimentó.

The Last Horror Movie, Paranormal Activity, Rec, Cloverfield, V/H/S… el found footage dominó la primera década del siglo XXI casi del mismo modo que los slashers dominaron los ’80, pero en vez de desaparecer, experimentó una especie de salto evolutivo.


Si recuerdas una escena, es esta

Algo similar se puede decir del found footage en relación a la novela epistolar, o sea, una novela narrada a través de cartas. Tanto Frankenstein como Drácula son los primeros ejemplos que vienen a la mente, pero si la novela epistolar brindó cierta estructura fundamental al found footage, ¿qué es lo que sigue?

Aunque algunas fuentes hablan de offshoot o spinoff, existe cierto consenso en ver al horror analógico como su heredero directo.


Horror analógico, el nuevo terror en Internet

Poltergeist y The Ring nos dieron al televisor como fuente de horror… pero adquirió otra dimensión con el horror analógico

Tal y como lo sugiere su nombre, un aspecto esencial del horror analógico es que cada elemento parece haber sido producido antes de la digitalización y los apagones analógicos, pero tampoco es una regla dura que debe ser obedecida.

En realidad, el objetivo no es simplemente simular el tracking de una videocasetera o la pobre resolución de una cámara blanco y negro, sino incorporar esas limitaciones técnicas a la narrativa, generando falta de información, incomodidad, tensión. Sabemos que algo grave e intenso se esconde en los glitches, los saltos de pantalla, y los excesos de contraste… pero no podemos dejar de mirar hasta que es demasiado tarde.

Al mismo tiempo, otro de los ingredientes más potentes en el horror analógico es la apatía o la «deshumanización». Muchas de estas historias utilizan alguna clase de organización o agencia para compartir los detalles centrales, aplicando un tono analítico/educativo aún cuando la situación se ha salido completamente de control.

Piensa en un «STAY CALM AND REMAIN INDOORS» emitido por un televisor de tubo con el clásico tono de emergencia explotando en su altavoz, mientras se escuchan gritos de terror y desesperación en el exterior.

Esta clase de escenas es muy frecuente en el horror analógico, pero un gran número de creativos allá afuera han logrado tomar atajos diferentes, derritiendo cerebros a diestra y siniestra.

Para finalizar, un tercer componente característico del horror analógico es el hijacking y la manipulación de transmisiones.

En más de una oportunidad, los mensajes son directamente contradictorios, sugiriendo una puja entre el creador real del contenido, y cierta influencia maligna que trata de sabotear el proceso… ¿o tal vez es al revés?


Muy bien, ¿por dónde comenzamos?


Local 58, también conocido como Local58 WCLV-TV, es una creación de Kris Straub, a quien conocemos por el creepypasta Candle Cove del año 2009. Los vídeos son presentados como si se tratara de diferentes transmisiones y programas pertenecientes a la señal de un canal público de televisión llamado Local 58.

El total de cortos disponibles en YouTube son nueve, pero Kris ha publicado once (o sea que tienes tarea por delante), y son un binge watch garantizado. Sin compartir demasiados spoilers, sólo puedo decir tres cosas:

  • No confíes en la voz del GPS.
  • No escuches al gobierno, jamás.
  • No mires a la Luna, ni mires su luz.


The Mandela Catalogue es un poco más caótico en su organización, pero como dirían los angloparlantes, es la naturaleza de la bestia.

El proyecto combina cámaras CCTV, programas de dibujos animados religiosos, aplicaciones de mensajería instantánea y llamados telefónicos para narrar la historia de Mandela County, un condado ficticio ubicado en el sudeste de Wisconsin.

Una drástica reducción de la población, la desaparición masiva de niños, extraños y perturbadores doppelgängers, un oficial de policía tratando de descubrir la verdad y una amenaza de proporciones bíblicas forman la esencia de Mandela Catalogue, al que su creador Alex Kister ha mantenido relativamente actualizado en los últimos dos años.


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Escrito por Lisandro Pardo

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