La holografía, esa técnica fotográfica que consiste en crear imágenes tridimensionales utilizando un rayo láser para grabar microscópicamente una película fotosensible, es sin -lógicamente- un invento posterior a la invención del láser. Sin embargo, en 1909, décadas antes que ese tipo de luz fuese inventada, J. Hammond Smith escribió un artículo en la prestigiosa revista Scientific American, en el que proponía un sistema compuesto por seis cámaras capaz de tomar imágenes tridimensionales.
Las fotografías serían enviadas a otra sala, en la que seis proyectores reconstruirían la imagen original del objeto o persona. A pesar de que no se construyó nunca, se lo puede considerar como un precursor de la holografía.
La holografía de 1947
Es muy probable que los científicos comenzasen a fantasear con la posibilidad de registrar o transmitir imágenes en tres dimensiones incluso antes de que inventase la fotografía. Hoy dia, aún con algunas limitaciones, somos capaces de recrear objetos tridimensionales mediante el uso de rayos láser, mediante una técnica conocida como holografía. La holografía fue inventada en el año 1947 por el físico húngaro Dennis Gabor, quien en 1971 recibió el Premio Nobel de Física por su trabajo.
Explicado rápidamente, un holograma es básicamente una técnica avanzada de fotografía que permite crear imágenes tridimensionales utilizando un rayo láser para graba microscópicamente una película fotosensible. Cuando esta película recibe un rayo de luz desde la dirección correcta, proyecta una imagen en tres dimensiones. Obviamente, esta técnica que requiere de la utilización de un rayo láser era imposible de implementar antes de su invención, que tuvo lugar en 1928 cuando Rudolf Ladenburg informó haber obtenido la primera evidencia del fenómeno de emisión estimulada de radiación, considerada hasta después de la Segunda Guerra Mundial como una curiosidad de laboratorio.
La técnica holográfica de 1909
Ahora bien: la falta de tecnología láser no impedía a los inventores hace 100 años intentar el registro de imágenes tridimensionales. Una de las propuestas más ingeniosas quizás sea la presentada en las páginas de la edición de Julio de 1909 de la revista Scientific American. Escrito por J. Hammond Smith, el artículo explicaba como mediante el uso de seis cámaras distribuidas alrededor de una persona u objeto, separadas entre sí sesenta grados, era posible registrar cada ángulo del mismo y luego “recrearlo” en otra sala.
Obviamente, el sistema no era perfecto -no permitía “ver” la parte superior o inferior de la escena, pero se acercaba mucho a lo que hoy entendemos por “imagen tridimensional”. Las seis imágenes registradas por las cámaras se enviaban al sitio de destino, donde un grupo de seis proyectores distribuidos de la misma forma que las cámaras reproducían la escena. Si bien no se trata de un “holograma” en el sentido estricto del término, su finalidad era básicamente la misma.
Desconocemos los motivos por los que esta técnica nunca se convirtió en un producto comercial, pero no podemos dejar de reconocer lo ingenioso de su concepción. Como ves, en ocasiones no hacen falta enormes cantidades de recursos o tecnología de punta para resolver un problema.