Menu
in

HEAT1X-TYCHO BRAHE: Cohete personal danés

¿Estás buscando una forma original de perder la vida? No pierdas de vista a este grupo de locos daneses que -si todo sale como tienen previsto- lanzarán su primer prototipo de cohete personal el último día de este mes. Si lo consiguen, el HEAT1X-TYCHO BRAHE convertirá a Dinamarca en el cuarto país en poner un hombre en el espacio, aunque si tenemos que ser sinceros, es bastante más probable de que sean los primeros en rostizar un crash-dummy a 150 mil metros de altura. ¿Lo lograrán?

El 31 de agosto de este año puede convertirse en una fecha histórica dentro de la carrera espacial. Ese día ha sido el elegido por un grupo de entusiastas daneses para efectuar el primer lanzamiento de su cohete, uno que han construido completamente “por las suyas”, sin ninguna clase de apoyo o financiación gubernamental. El HEAT1X-TYCHO BRAHE no puede compararse en complejidad o tamaño con un cohete Proton-M ruso o el transbordador espacial, apenas si es un tubo de unos 8 metros de largo equipado con un motor y un habitáculo para el único pasajero que transporta. El proyecto, encabezado por Kristian von Bengtson y Peter Madsen, ha sido desarrollado por la agrupación “Copenhagen Suborbitals” y financiado completamente a través de las donaciones y auspicios de empresas privadas y ciudadanos aficionados a la cohetería. En este momento, se encuentran recaudando fondos a través de su web, y han juntado €47.943 de los €50.000 -el 95.8%- que necesitan para completar los proyectos de este año.

El lanzamiento que tendrá lugar dentro de unos días no llevará un humano al espacio (esta ha sido, sin dudas, una muy sensata decisión), sino que transportará un muñeco de pruebas similar a los crash-dummy utilizados por la industria automotriz en sus ensayos. El lanzamiento se realizará desde una plataforma ubicada en el mar Báltico y, si no explota antes, alcanzará una altura máxima de 150  mil metros antes de comenzar un descenso suave, con una velocidad controlada mediante paracaídas.

El esfuerzo que han realizado los integrantes de Copenhagen Suborbitals es absolutamente loable. No es nada fácil hacer algo como lo que ellos han hecho. Sin embargo, poner una persona en el espacio -sin que muera en el proceso- es algo que posiblemente quede fuera de las posibilidades de un vehículo como este. No basta con que el cohete sea lo suficientemente poderoso como para poder alcanzar la órbita terrestre, sino que debe hacerlo sin acelerar demasiado para no triturar a su tripulante bajo su propio peso, ni fallar en el momento de la reentrada. Cacharros extremadamente caros, complejos, probados y supervisados por un verdadero ejército de ingenieros, como lo son los transbordadores espaciales, han fallado miserablemente en esa tarea. Dos veces.

El problema que enfrentan estos daneses consiste, en primer lugar, lograr que la sutil diferencia que existe entre una bomba y un cohete no desaparezca. En un cohete se produce la combustión lenta y controlada de un producto químico para que los gases que se despiden provean la fuerza necesaria para que el artefacto se desplace. En una bomba ocurre lo mismo, pero mucho más rápido y con pedazos volando en todas direcciones. Logrado ese primer paso, y suponiendo que el pasajero llega sano y salvo a los 150 kilómetros de altura, comienza la segunda y delicada etapa: el descenso.

Para llegar en una pieza al piso hace falta un sistema de frenado que evite que el HEAT1X-TYCHO BRAHE se convierta un bonito espectáculo de fuegos artificiales. Bengtson y Madsen aseguran que “a diferencia del transbordador espacial, nuestro cohete no se va a mover a velocidades orbitales, por lo que la posibilidad de sufrir una muerte horrible quemándose al reentrar tiene una muy baja probabilidad de ocurrir.” Luego de comenzar el descenso, el cohete activará una baliza GPS que le posibilitará a los ingenieros de Copenhagen Suborbitals rastrear y ubicar el cohete, para poder recuperar la información generada por los sensores colocados en el muñeco. Si todo sale bien, en un plazo de entre 4 y 10 años se realizarán los primeros vuelos tripulados. Si lo logran, habrán sido los responsables de que Dinamarca se convierta en el cuarto país capaz de poner un humano en órbita, lo que no es poca cosa. Esperamos que todo salga como lo han previsto, y que el pobre muñeco tenga un buen viaje, ya que su éxito serviría para que el proyecto siga avanzando y la conquista del espacio -finalmente- comience de verdad.

Escrito por Ariel Palazzesi

Leave a Reply