Si estás verdaderamente desesperado por ir al espacio, te encantará saber que un grupo de ingenieros está poniendo a punto un vehículo, de un solo pasajero, que hará posible tu sueño. Por supuesto, cuando veas a las fotos y esquemas que existen sobre la ¿nave?, es muy posible que no quieras subirte a “eso” ni a punta de pistola. HEAT, por Hybrid Exo Atmospheric Transporter, promete ser tu escalera al cielo (o un atajo a la tumba).
Cuando uno desea algo con la intensidad suficiente, suele hacer cosas bastante tontas para conseguirlo (quien ha estado enamorado sabe de qué hablo). Pero algunas personas llevan el concepto a extremos bastante peligrosos. Copenhagen Suborbitals es un buen ejemplo de esto. Sus integrantes están tan chalados por ir al espacio, que planean reformar un misil para que sea capaz de transportarlos a la estratósfera, y más allá. O al más allá, directamente y sin escalas.
La idea es conmovedoramente simple. Hay misiles o cohetes cuyo tamaño es el adecuado para embutirle un astronauta dentro, siempre y cuando se las arregle para no acalambrarse por permanecer varias horas en la misma posición. Y su costo, al menos si lo comparamos con un vehículo espacial “de verdad”, es prácticamente despreciable. Con estos datos en mente, los chicos de Copenhagen Suborbitals han decidido que la claustrofobia no los acojona, y que sus testículos permanecerán en su lugar cuando el cohete los acelere a nosecuantas “G” hacia arriba (con mucha suerte), o en cualquier otra dirección.
Agazapado dentro de la estructura cilíndrica del cuerpo del misil, impulsado por un motor cohete hibrido capaz de elevarlo hasta decenas de kilómetros de altura, los aprendices de astronautas pasarán varios minutos (posiblemente arrepintiéndose de estar allí) volando hacia arriba. Veámos cómo.
Cuando el impulso se acabe, sentirán por unos segundos la ingravidez. Y luego, la adrenalina de una caída libre desde los confines de la atmósfera hasta el piso. En medio, si todo sale bien, debería desplegarse un paracaídas que suavice el aterrizaje. Si el freno aerodinámico falla, sus compañeros solo tendrán que echar tierra encima del cráter y decir algunas palabras de despedida. Pero su sueño, al menos, se habrá cumplido.