Últimamente hemos visto varios ambiciosos intentos de crear robots capaces de hacer cosas que hasta hace muy poco eran impensables en una máquina. "Seres" que rozan los límites de la robótica, por decirlo de alguna manera. Hemos visto robots capaces de hacer algo parecido al arte, aparatos similares con la capacidad de aprender y ahora te presentamos a Heart Robot, que se propone entrar en el complicado campo del "sentir".
A quienes les gusta la ciencia ficción, saben que uno de los temas más tratados por este género son las máquinas conscientes, con una mente propia e incluso la capacidad de desarrollar sentimientos. De todas maneras, esta perspectiva parece muy lejana en la realidad, ya que robótica sigue siendo bastante rudimentaria a pesar de los nuevos desarrollos. Sin embargo, algunos científicos de la Universidad de Bristol crearon a Heart Robot, un dispositivo pensado para comenzar a explorar este complicado tema.
Heart Robot no es revolucionario desde el punto de vista tecnológico, ni siquiera es capaz de caminar como algunos de sus primos lejanos más avanzados. De hecho, es en gran parte un títere (muy parecido a los diseños de Tatsuya Matsui, de Flower Robotics). La novedad es que este muñeco está diseñado para reconocer cómo es tratado y reaccionar de manera acorde, demostrando sentimientos y emociones. Si es bien tratado, su “corazón” (una luz que tiene en el pecho) late más lentamente, su “respiración” y sus “músculos” se relajan y comienza a cerrar los ojos; se muestra tranquilo. Si, al contrario, es movido violentamente o se le grita, Heart comenzará a respirar más rápido, sus miembros se tensarán y abrirá mucho los ojos.
Si bien, como decíamos, Heart no es muy novedoso desde el punto de vista técnico, nos ofrece la posibilidad de observar la reacción que nosotros podemos tener ante una máquina con comportamientos típicos de los seres vivientes. Los creadores del pequeño robot piensan que un aparato capaz de darse cuenta del estado de ánimo de sus usuarios facilitaría la interacción con las máquinas, incluso para esas personas a quienes nos les gustan. Además, un muñeco hecho con esta tecnología clase podría ayudar al desarrollo de los niños, enseñarles a que aprecien a los demás seres vivos, a sentir empatía. Incluso los adultos podrían sentirse mejor y más acompañados si sus dispositivos responden de una manera humana.
Sin embargo, si se desarrolla una tecnología similar, cuando la robótica evolucione lo suficiente, ¿será posible trazar una línea entre una máquina consciente y un ser vivo?