Hoy día hablar de motos eléctricas no sorprende a nadie, pero esta idea comenzó mucho tiempo atrás. En 1978, Steve Fehr de la Transitron Electronic Corporation creó una motocicleta eléctrica basada en la Harley-Davidson XLH Sportster, usando un motor de velocidad variable y varias baterías de ciclo profundo. ¿Qué tal suena de 0 a 48 en 6 segundos…?
Algunos proyectos DIY pueden ser relativamente sencillos. Otros necesitan una cantidad importante de tiempo y dinero. Y después están aquellos que buscan cambiar la propia esencia de un objeto, demandando lo mejor de nosotros. Dicho eso, imagina que estás en el año 1978, y decides transformar a una Harley-Davidson en eléctrica.
Semejante desafío técnico puede parecer imposible, pero no lo fue para Steve Fehr de la Transitron Electronic Corporation, quien además recibió la ayuda del mismísimo Brooks Stevens, famoso y controvertido diseñador recordado por popularizar el concepto de obsolescencia programada.
La Harley-Davidson eléctrica de 1978
Fehr y su equipo tomaron como base a una Harley-Davidson XLH Sportster del año 1971. La cirugía mayor comenzó con el retiro de su motor de 900 centímetros cúbicos, la conexión de un sistema de control propietario a la transmisión automática de cuatro velocidades, y la instalación de un panel de instrumentos extendido con velocímetro, tacómetro y dos amperímetros.
El motor eléctrico era de la marca Baldor, con 24 voltios y 95 amperios en sus especificaciones. Una serie de cuatro baterías de ciclo profundo servía como fuente de energía, dando a este prototipo «Harley MK2» un peso total de 284.8 kilogramos.
Con una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, el pack de baterías duraba unas seis horas. Fehr y Transitron trataron de tentar a Harley-Davidson con una línea eléctrica de motocicletas, pero la compañía no tenía ningún interés en esa época. Aquí es cuando aparece Brooks Stevens, quien ayudó a Fehr en las pruebas del prototipo, acumulando casi 600 kilómetros.
En total, el desarrollo de la Harley-Davidson eléctrica consumió 70.000 dólares, y permaneció en el museo de Stevens en Mequon (Wisconsin) hasta su muerte en enero de 1995. 19 años después, la motocicleta llegó a las salas de la casa de subastas RM Sotheby’s, y fue vendida por 11.000 dólares. Calculo que valdrá mucho más dentro de algunos años.
Fuente: Cycle World