Gracias a la acción conjunta de dos telescopios de última generación, los astrónomos han podido descubrir un enorme chorro de gas proyectado por un agujero negro que bate todos los récords. Hasta ahora se pensaba que la mayor parte de la energía que irradian estos oscuros monstruos cósmicos se hacía en forma de rayos X pero las observaciones han demostrado que existen agujeros negros que proyectan colosales burbujas de gas caliente que pueden alcanzar dimensiones siderales nunca vistas.
La astronomía avanza otro paso gracias a la precisión de los dos modernos telescopios que tanto la NASA como la ESO han prestado a la ciencia. El Chandra americano y el Very Large europeo, instalado en Chile, han aportado imágenes claras de lo que se podría denominar un descubrimiento interesante relacionado con el comportamiento de los misteriosos agujeros negros. Se trata de descomunal chorro de energía lanzada desde el centro del disco oscuro estelar que ha formado una enorme burbuja de gas caliente de 1.000 años luz de extensión. El hallazgo, publicado en la revista Nature, destaca especialmente porque el objeto descubierto, también conocido como un micro quasar, es el doble de grande y decenas de veces más poderoso que otros del mismo tipo conocidos hasta ahora.
"Hemos quedado asombrados por cuánta energía es inyectada en el gas por el agujero negro. Este agujero negro tiene sólo unas pocas masas solares, pero es una versión en miniatura de los más poderosos quásares y radio galaxias, que contienen agujeros negros con masas millones de veces más grandes que la del Sol", detalló Manfred Pakull, el principal investigador de este estudio. Hasta ahora se pensaba que la forma predominante de energía que los agujeros negros proyectan cuando se tragan materia estelar era en forma de rayos X pero se ha visto en las imágenes que pueden liberar la misma cantidad de energía, y quizás aún más, en forma de chorros colimados de partículas de alta velocidad. Los rápidos chorros chocan con el gas interestelar que los rodea, calentándolo y forzándolo a expandirse. La burbuja que se infla a una velocidad de 1 millón de kilómetros por hora.
Este temible evento cósmico se encuentra a 12 millones de años luz en los alrededores de la galaxia espiral NGC 7793. A partir del tamaño y expansión de la burbuja, los astrónomos han descubierto que la actividad de los chorros debe haber sido continua durante al menos 200.000 años. “La longitud de estos chorros en NGC 7793 es increíble, comparado con el tamaño del agujero negro del cual provienen", explica el coautor Robert Soria. "Si el agujero negro se hubiese reducido al tamaño de una pelota de fútbol, cada chorro se extendería desde la Tierra hasta más allá de la órbita de Plutón". La buena noticia es que este destructivo chorro de gas incandescente no llegará a la Tierra en muchos millones de años, suponiendo que estuviera enfocado en nuestra dirección, claro.