The Pirate´s Dilemma es un libro escrito por Matt Mason, un economista y ex editor británico, quien sostiene que para combatir a los piratas lo mejor es hacerles la competencia, en lugar de malgastar tiempo, esfuerzo y dinero en largos procesos judiciales ¿Tiene razón?
Al hablar de piratería y piratas informáticos, muchas veces la gente confunde los términos, o los asocia, con hackers. Y aunque en algunos puntos se cruzan, hay que decir que los hackers son un grupo enmarcado dentro del accionar de los piratas, que abarcan mucho más. Pero aunque se llevan bien y hay ejemplos de colaboración mutua, no es bueno confundir las cosas. Por eso, antes de hablar de piratas veamos un poco que son los hackers. La problemática de los hackers existe prácticamente desde que comenzó la era de los ordenadores actuales, ya que en tiempos de los enormes mainframes, sistemas operativos Unix y lenguaje de programación C de Kernigan y Ritchie, hackers era como se conocía a los programadores de software, algo que rozamos cuando hablamos de la historia de Linux. Tantos años han pasado y sin embargo lejos se está de encontrar una solución. Porque cada vez son más las organizaciones de piratas y hackers que trabajan de manera conjunta en pos de un objetivo. Como Anonymous, que le ha declarado la guerra a la Iglesia de la Cientología, entre cuyos fieles se encuentra el mismísimo Tom Cruise. Que dicho sea de paso, fue quien realizó una defensa tan mediática de su “iglesia” que fue el quien terminó de cansar a los hackers y decidiéndoles a iniciar la guerra. Claro que además de los grandes grupos como Anonymous hay hackers que actúan por su cuenta, como los que son reclutados por la mafia. Que constituyen un número cada vez más importante, ya que a veces son reclutados desde sus épocas de universitarios.
Pero aunque sean cada vez más, siempre serán superados en número por los piratas. Luchadores acérrimos de las grandes compañías, los piratas buscan obtener siempre mercancía a costo cero, o al menos, al menor costo posible. Y sus mercados abarcan la informática pero también la indumentaria, la literatura y varios otros. Justamente por eso decimos que los piratas son más: abarcan muchos mercados, y han estado presentes durante siglos, ocasionando pérdidas multimillonarias a gobiernos y grandes corporaciones. Y la manera de respuesta de estos ha sido siempre, al menos hasta ahora, la confrontación legal, dando lugar a épicas batallas como las de Napster, las contínuas apariciones en la corte por parte de Bittorrent y eDonkey, muchos otros casos más pequeños desde el punto de vista de los medios de comunicación, aunque no por ello menos importante. Lo verdaderamente importante es preguntarse cuales han sido los resultados obtenidos hasta ahora, porque cuando se encaran procesos judiciales no solo los querellantes gastan recursos: también el Estado lo sufre, ya que pierde recursos y tiempo que se podría dedicar para combatir otro tipo de flagelos. Entonces la pregunta nos atañe a todos, y es tiempo de pensar si quienes sugieren otras vías de resolución de problemas, como Matt Mason, no merecen que se escuchen sus propuestas. Para resumir en pocas palabras el pensamiento de Mason, expuesto en The Pirate´s Dilemma, lo que el sugiere es que en lugar de luchar contra los piratas en la corte es mejor hacerles la competencia en el mercado. ¿Cómo? Ofreciendo productos que compitan con lo que ellos ofrecen. Como ejemplo, Mason cita el de las Air Force 1, un modelo de tenis de Nike que fue muy popular en los años 80, y que fue pirateado por un DJ japonés, que les quitó la insignia de Nike, les puso su propio logo y las fabricó en distintos colores y combinaciones, cuyo gran colorido hizo que la gente se volcara masivamente a comprarlas, dejando de lado las de Nike. ¿Qué hizo la firma norteamericana? ¿Demandó? ¿Amenazó? Nada de eso: al ver la gran respuesta que los modelos del japonés tuvieron entre la gente, fabricó los suyos, imitando bastante el diseño. Y la gente, al ver que tenía modelos “cool” pero con el incuestionable valor agregado de ser de Nike, volvió a comprarlas en masa, hasta que las imitaciones desaparecieron. Ese enfoque, según Mason, podría darles la victoria a las corporaciones sobre los piratas. Otro ejemplo es el de Apple, que a pesar de haber encontrado en el mercado a Kazaa, BitTorrent y tantos otros servicios de P2P, decidió lanzar iTunes cuando su iPod se estaba comenzando a convertir en un objeto de culto. ¿Para qué lo hizo, si la gente puede obtener gratuitamente música, sin necesidad de pagar por canción o por álbum? Porque Apple les ofrece el valor agregado de la tranquilidad y la rapidez: quienes no tienen mucho tiempo, o no quieren perder mucho tiempo frente a sus ordenadores, simplemente inician la sesión, eligen la música, pagan y la descargan. Nada de instalar aplicaciones, esperar por las descargas, comprobar que una canción no era la que creíamos, que la descarga no encuentra las fuentes…para muchos de nosotros usar P2P no es difícil y si estamos frente al ordenador no nos molesta revisar las descargas y corregir lo que haga falta, pero no todos tienen ese tiempo. Hasta Microsoft, gran enemigo de compartir cosas, ha permitido que Internet Explorer 7 pueda tener extensiones, al estilo de Firefox, al que también le ha copiado la navegación por pestañas. Y coincidimos con Mason, porque esta manera de combatir la piratería es mucho más práctica que la de dirigirnos a la corte.
Es un viejo proceder del management, el de buscar las fortalezas y debilidades, y armarlos en una matriz en la cual pesemos lo bueno y lo malo que tenemos, y lo bueno y lo malo que tienen nuestros competidores. Y al parecer les ha dado resultado a grandes como Nike y Apple. Sin embargo, hagamos lo que hagamos, jamás podremos eliminar la piratería, simplemente porque los piratas siempre estarán ahí. Pero pirata, al menos para nosotros, no es un término despectivo o descalificador. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, pirata es una persona que aporta innovación y desafía los límites, reconvirtiendo un mercado o ayudando a su superación. Cuando Thomas Alva Edison inventó el fonógrafo, la música en los grandes eventos era tocada por orquestas de músicos, que vieron como su fuente de trabajo era amenazada. Para ellos, el fonógrafo arruinaría a los músicos y a la música, y acusaron a Edison de pirata. Sin embargo el paso del tiempo demostró que lo único que hizo fue ayudarlo a despegar. Muchos piratas pueden, con su accionar y con sus desarrollos, ayudar al mercado. Siempre habrá en toda sociedad gente como el japonés que copió a Nike, o como Edison, o como muchos miles de anónimos que desafiarán los límites. Y traspasar esos límites puede llegar a ser beneficioso, incluso para quienes los habían impuesto.