El secreto para terminar con la obesidad puede estar encerrado dentro de un gusano mutante llamado (suenen trompetas) Caenorhabditis elegans. Parece ser que este bicho tiene un problemita genético que le impide “invernar” como Dios manda, consumiendo sus reservas de grasa en unos pocos días. Si los científicos logran comprender por qué ocurre esto, tendremos un problema de salud menos.
Mientras que medio mundo se muere de hambre, la otra mitad lucha por perder peso. Realmente resulta paradójico, pero no siempre lo que comemos es lo que deberíamos comer. El auge de la denominada comida chatarra y los hábitos sedentarios que mantenemos hacen que nuestro peso se vaya por las nubes. Está probado que el exceso de peso tiene consecuencias nefastas para nuestro organismo, reduciendo de forma importante nuestras expectativas de vida. Es por ello que los científicos buscan la forma de terminar con este problema.
Los investigadores de la Universidad McGill han descubierto una mutación en el gusano Caenorhabditis elegans que podria ser la clave para los nuevos tratamientos contra la obesidad en los seres humanos. El estudio, financiado por la Canadian Cancer Society y el Canadian Institutes of Health Research, fue publicado el 3 de diciembre en la revista Nature.
El doctor Richard Roy, un investigador especializado en cáncer del Departamento de Biología McGill, explica que esta clase de gusanos puede entrar en un “modo de animación suspendida” que, tal como hacemos con nuestros ordenadores, le permite funcionar con su metabolismo reducido al mínimo indispensable. Los científicos denominan a este estado “dauer” y, cuando caen en el mismo, los gusanos pueden sobrevivir durante largos períodos sin alimentos. “En ese estado, los gusanos modifican radicalmente su metabolismo, deteniendo todo lo que consume energía, incluyendo la alimentación, la división celular y la reproducción."
A diferencia de otros organismos capaces de “invernar”, Caenorhabditis elegans mantiene un cierto grado de movilidad durante sus periodos dauer, gracias a la energía que obtiene de las grasas – o lípidos – que se almacene en unas celdas especiales. "Esto les permite vivir hasta seis meses sin comer, en lugar de las dos semanas que vivirían en su estado normal", explica Roy. Pero los gusanos que poseen la recientemente descubierta mutación, mueren dentro de la primera semana luego de entrar en dauer.
"Por algún motivo, estos mutantes no pueden detener el proceso de división celular," dice Roy. "Sin embargo, eso no es lo que los mata. Ellos no pueden ajustar su metabolismo correctamente. Almacenan hasta seis meses de reservas, pero cuando pasan al modo Dauer, las consumen en pocos días. Esto se debe a que carecen de una enzima que bloquea la actividad de una variedad de triglicéridos, provocando que el gusano destruya sus reservas de energía”.
Este descubrimiento fue hecho por Roy de manera accidental, cuando efectuaba investigaciones relacionadas con su línea habitual de trabajo con células cancerosas. Uno de sus estudiantes, Patrick Narbonne, fue el que llamó la atención sobre la muerte tan rápida de los Caenorhabditis. "Patrick es absolutamente brillante. Estaba tan atento que vio como estos animales morían demasiado pronto, y que lo hacían a causa de la división celular".
Roy y Narbonne consideran que este descubrimiento puede tener importantes repercusiones a largo plazo para la salud humana, aunque requerirá de una considerable investigación adicional. Si fuésemos capaces de determinar exactamente como hace el gusano mutante para consumir sus reservas de grasas unas 12 veces más rápido que los gusanos normales, quizás pudiésemos hacer que los humanos lográsemos la misma hazaña. De esta forma podríamos poner a punto un tratamiento que permita a los millones de obesos que hoy se encuentran en peligro tener una vida normal. El modesto Caenorhabditis elegans puede ser la clave para salvar millones de vidas.