Quienes hayan recorrido la Web en las últimas horas probablemente sepan que Google ha decidido finalizar el programa Explorer y suspender las ventas al público de su dispositivo Glass a partir del 19 de enero. De acuerdo al gigante de Mountain View, esto marca una “transición” en Google Glass, pasando de experimento a proyecto independiente, sin embargo, para muchos no es otra cosa más que su fin camuflado. ¿Qué sigue ahora?
La aventura original de Google Glass ha terminado. Lo que probablemente sea el dispositivo vestible más conocido y más controvertido del mundo dejará de estar disponible al público el 19 de enero, día en el que Google bajará la persiana de su programa Explorer. Desde el comienzo, Google Glass ha tenido que batallar en múltiples frentes, pero lo cierto es que el propio Glass fue su peor enemigo. En los pasillos de Mountain View, Glass no era más que un experimento de dos años, y a partir de ahora, abandonará su perfil de “proyecto X” para convertirse en una iniciativa con identidad propia. Fuera del territorio de Google, Glass ha sido visto como un accesorio a medio cocinar con un ecosistema pobre, una amenaza a la privacidad (con el famoso término “glasshole” acoplado), y por sobre todas las cosas, un espanto a nivel estético. Rory Cellan-Jones de la BBC explicó que a pesar de la enorme presencia de dispositivos vestibles en el CES 2015, apenas logró encontrar a una sola persona usando Glass aparte de él mismo. En otras palabras: La gente llegó a la conclusión de que no quiere usarlo.
Si tenemos a todos estos detalles en cuenta, la decisión de terminar con la versión actual de Google Glass parece razonable. Si el público ha expresado su desencanto, el interés de los desarrolladores cayó al subsuelo y diferentes compañías (restaurantes, bares, cines) prohíben su uso a diestra y siniestra, el único camino lógico es barajar y repartir de nuevo. Ivy Ross seguirá al frente del proyecto Glass, pero ahora deberá reportarse a Tony Fadell, el CEO de Nest. ¿Qué es Nest? La idea detrás de Nest es reinventar aquellos accesorios hogareños que prácticamente no reciben atención de sus usuarios, como termostatos y alarmas detectoras de humo. Hace poco más de un año, Google pagó unos escalofriantes 3.200 millones de dólares por Nest, básicamente para sumar a Fadell a sus filas, una de las mentes maestras detrás del iPod durante su paso por Apple.
Google confirmó que una nueva edición del dispositivo estará disponible “en algún punto de este año”, aunque no hay ninguna precisión adicional al respecto. El Glass actual será comercializado entre compañías y desarrolladores, pero la versión definitiva verá la luz sólo cuando Ross y Fadell crean que está listo. Lo primero que debe optimizar Google es el hardware y la batería, para luego eliminar lo que muchos llaman “estigma social”. ¿Cómo van a lograr eso? De acuerdo a la propia Ross, el plan es crear una variante de Glass mucho más integrada a gafas convencionales. Como era de imaginarse, los grandes perdedores son los que invirtieron 1.500 dólares en la edición Explorer de Google Glass. Si bien no habrá ninguna clase de restricción en su uso, tampoco recibirá actualizaciones de software. En resumen: Google Glass abandona las pasarelas para regresar al búnker. Su encuentro con el público tuvo aplausos y tomates podridos, y si en verdad desea llegar al mercado, necesita reinventarse.
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