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Goodyear GA-468 Inflatoplane: El avión hinchable

Se pensó para misiones de rescate, entre otras cosas

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¿Te imaginas un avión al que puedas hinchar como si fuese un globo? Pues los ingenieros de Goodyear lo hicieron antes que tú, en la década de 1950, cuando crearon el GA-468 Inflatoplane. Este avión experimental, que aún puede verse en el museo de la aviación militar de Alabama, fue concebido como una herramienta de rescate que podía lanzarse en paracaídas detrás de las lineas enemigas. Por increíble que parezca, este patito de hule con pretensiones era capaz de volar llevando encima hasta 109 kilogramos de carga útil.

A veces, lo que a primera vista parece una idea completamente delirante puede dar lugar a un artefacto completamente funcional. Un buen ejemplo de esto es el avión hinchable GA-468 Inflatoplane que la empresa estadounidense Goodyear construyó en 1956. Quizás inspirados en los globos que durante las décadas anteriores habían surcado los cielos, o intentando crear un nuevo mercado para sus productos basados en el caucho, la empresa puso a punto un avión hinchable cuya principal función sería la de servir a las fuerzas militares de ese país como un instrumento más en las tareas de rescate: cuando un grupo de hombres quedase atrapado detrás de las lineas enemigas y no fuese posible intentar el rescate por las vías convencionales, se lanzarían en paracaídas cajas con los GA-468 necesarios dentro, y los soldados en apuros simplemente los hincharían para regresar volando  a casa.

GA-468 Inflatoplane, en el museo del instituto Smithsonian. (Bzuk)

No sabemos exactamente a quién se le ocurrió este concepto, pero es posible imaginar la expresión de asombro del directivo de la empresa que por primera vez escuchó de un empleado la revolucionaria idea. Afortunadamente, la dirección de Goodyear fue lo suficientemente permeable como para dar luz verde al proyecto, y mientras que el programa GA-468 Inflatoplane se mantuvo activo, se construyeron al menos 12 modelos. Dos de ellos pueden ser admirados por los turistas, ya que la empresa donó uno de ellos al Instituto Franklin de Filadelfia y otro al Instituto Smithsonian en Washington.

Se fabricaron al menos dos versiones de este extraño vehículo. La primera de ellas, denominada GA-468 tenía lugar para un único pasajero, y podía hincharse en solo 5 minutos. La presión del aire en el interior del “globo-avión” era de unas 170 kPa y le otorgaba la rigidez suficiente como para que pudiese volar. El fuselaje del GA-468 media unos 6 metros de largo y tenía una envergadura -la longitud total de sus alas- de 6.7 metros. El “paquete” incluía un motor Nelson de 30 kW y un tanque con 76 litros de combustible, que podían impulsar al avión a unos 100 kilómetros por hora durante más de 600 kilómetros. Su velocidad máxima estaba sobre los 120 kilómetros por hora, y podía despegar utilizando una pista de menos de 100 metros de largo. Sin embargo, no era demasiado rápido trepando, y necesitaba volar al menos 250 metros antes de alcanzar una altura de 20 metros, la mínima que podía ser considerada “segura”.

El GA-468 tenía lugar para un solo pasajero. (Bzuk)

A la hora de volver a la seguridad de la tierra firma, necesitaba disponer de unos 110 metros de pista más o menos llana. A pesar de no ser mucho más que un grueso globo de cumpleaños con motor (y forma de avión), Goodyear aseguraba que era capaz de volar a una altura máxima superior a los tres mil metros. La segunda versión disponible, conocida como GA-466, tenia espacio para dos personas. Su fuselaje era medio metro más corto, pero la longitud de sus alas trepaba a los ocho metros y medio, para proporcionar la indispensable sustentación que mantuviese en el aire el máximo peso útil transportable: unos 350 kilogramos. El motor de esta versión era, lógicamente, más potente. Tenía una potencia de 45 kW y permitía al avión volar a casi 115 kilómetros por hora. El consumo de combustible -más elevado- limitaba su autonomía a poco menos de 450 kilómetros.

Podía volar a más de 100 kilómetros por hora (U.S. National Archives)

Muchos años luego del nacimiento del Inflatoplane, el mundo ha retomado la idea de construir aeronaves hinchables. Los nuevos materiales, más livianos e inteligentes, permitirían el desarrollo de alas lo suficientemente grandes y rígidas como para satisfacer las más exigentes propiedades aerodinámicas. Incluso se ha pensado en construir una versión moderna de estos aparatos con alas de geometría variable. Como sea, no podemos dejar de asombrarnos frente al ingenio de estos pioneros, y del coraje que demostraron los pilotos que se encargaron de probar el buen funcionamiento de estas máquinas.

https://www.youtube.com/watch?v=mqu44LBLd4M

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Escrito por Ariel Palazzesi

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