Después de que Chrome OS llegara a los medios, el concepto de computación en nube está siendo visto cada vez más a través de la lente de Google. Su idea de un navegador convertido en sistema operativo aún debe madurar, pero sin dudas guarda un potencial muy grande que muchos están vigilando de cerca. Las aplicaciones web son un elemento crítico en Chrome OS, algo que también es reconocido por muchos otros sistemas operativos que se ejecutan desde la red. Glide es uno de ellos, y actualmente se encuentra en su tercera versión. Posee extensiones compatibles con diferentes navegadores web, haciendo que posea un aspecto más universal en comparación con lo que será Chrome OS y su hardware dedicado, pero los detalles de su interfaz y una notable dependencia sobre Adobe Flash revelan que todavía tiene mucho trabajo por delante.
¿En qué punto una acumulación de aplicaciones en línea pasa a ser un sistema operativo? Si bien es técnicamente posible ejecutar un sistema operativo desde Internet, puede que una simple selección de aplicaciones aglomeradas bajo una interfaz de usuario puedan ser consideradas de esa misma forma. Para muchos, Chrome OS no era mucho más que eso, hasta que Google reveló que se trataba de toda una plataforma operativa, con navegador, aplicaciones web, y hardware especializado. El concepto de la nube aún es resistido. Colgar en la red todo lo que hacemos y creamos puede parecer un poco riesgoso e irresponsable, sin mencionar el miedo latente a perder la conexión a Internet, quedando aislados de forma efectiva. Por supuesto, se han elaborado mecanismos que permitan acceder a los datos sin conexión a Internet, pero por más eficientes que sean, todavía no son del todo aceptados. Lo mismo sucede con los sistemas operativos web, o Web OSs. Hemos visto a varios de ellos aquí en NeoTeo, cada uno con un desarrollo diferente, y si bien algunos demostraron un nivel interesante, la gente todavía prefiere volcarse a los clásicos Windows, Linux, y OS X para sus operaciones diarias en el ordenador. Por eso no es difícil llegar a la conclusión de que Google tendrá una dura tarea de "reeducación" para convencer a los usuarios de que la computación en nube y las aplicaciones en línea son una opción válida.
El resto de los otros sistemas operativos web se encuentran en la misma lucha, cada uno de ellos con sus propias tecnologías, aplicaciones y protocolos. Glide es uno de ellos, y además de cumplir el rol clásico de sistema operativo web, también ofrece extensiones complementarias para navegadores web. Durante el CES que se está llevando a cabo en Las Vegas, la gente de Glide presentó su extensión compatible con Google Chrome, ahora que el navegador de Mountain View soporta extensiones de forma directa. Las extensiones también están disponibles para Internet Explorer y Mozilla Firefox, pero el corazón de Glide está en el servicio mismo. Lo primero que encontramos son los diferentes tipos de cuenta de usuario disponibles. La cuenta gratis soporta hasta seis usuarios, y ofrece 20 GB de espacio para almacenar datos. La cuenta Premium mensual cuesta poco menos de cinco dólares, eleva el espacio a 50 GB, y la cantidad de usuarios a cincuenta. La cuenta Premium anual es exactamente igual a la mensual, salvo por el detalle de que alguien interesado puede ahorrar dos meses comprando el abono anual, a 49.95 dólares. La verdad es que comienza a tener poco sentido que estos servicios posean este tipo de precios, si tenemos en cuenta que las opciones en hardware y software son cada vez más baratas. Se pueden adquirir pequeñas netbooks por poco más de cien dólares (sin mencionar a la reciente netbook de 80 dólares), mientras que Linux sigue ofreciendo múltiples alternativas en materia de distros funcionales. Obviamente, la opción más lógica dentro de Glide es la gratuita.
Como suele suceder en estos servicios, es necesario crear un nombre de usuario y asignar una contraseña para poder utilizarlo. La primera pantalla nos muestra una interfaz que no causa una mala impresión al comienzo, pero que comienza a deteriorarse a medida que uno explora sus opciones. En primer lugar, su dependencia de Flash es bastante alta. Glide se promociona como un sistema libre de las restricciones de plataformas como Chrome OS, ya que puede ser accedido a través de un navegador web. Sin embargo, el hecho de que Flash sea un elemento necesario le coloca cierto tinte gris a este método de promoción, que por supuesto también se aplica a todo sistema operativo web que necesite Flash para funcionar. Como pueden imaginar, en Windows y OS X esto no representa un problema mayor, pero aquí en NeoTeo hemos seguido de cerca los comentarios de muchos usuarios que utilizan Linux como sistema operativo, mencionando que Adobe Flash puede llegar a ser una pesadilla bajo algunas distros, desde su método de instalación hasta el rendimiento general. Las alternativas de código abierto hacen lo posible para cubrir el vacío, pero incluso hoy en día hay muchos servicios basados en Flash que no funcionan correctamente con estas alternativas. Otro punto de confusión es que en una sección de su página oficial, Glide declara que necesita a Flash 9 como mínimo en el sistema, mientras que en otra sección, menciona a Flash 10 como versión mínima.
En lo personal soy un ávido usuario de Google Docs, pero más allá de la utilidad que pueda tener para mí, posee algunos detalles que encuentro bastante molestos. Por ejemplo, cuando un usuario se encuentra en la sección principal en donde tiene acceso a todos los documentos, hace clic para crear uno nuevo, y la ventana de edición aparece en una pestaña diferente. Sin embargo, cuando uno cierra el documento, vuelve a la sección principal. ¿Resultado? Dos secciones principales abiertas de forma innecesaria, cuando lo lógico es que Google Docs debió haber abierto el documento en blanco en la misma ventana que la sección principal. Probablemente venga de este incómodo detalle mi irritación al ver que Glide abrió una ventana nueva (no una pestaña, sino toda una ventana) para presentar al editor de texto. Si bien las funciones principales de un editor de texto están presentes, las barras están dispuestas de forma extraña, y encontramos un bug en la selección del tamaño de las fuentes. Básicamente, 20 puntos eran 24, y 24 eran en realidad 36. No terminamos de entender la necesidad de abrir el editor de texto en otra ventana. La sección multimedia de Glide se abre en la misma ventana principal, pero el editor de texto, el calendario, y la función para presentaciones, no. Es un error presente en Google Docs, sólo que aquí está multiplicado por tres.
En cuanto al resto de las funciones, honestamente no hay mucho para destacar. El portal nos llamó un poco la atención, con información actualizada sobre política y economía por defecto, y una barra que va deslizando las cotizaciones de la bolsa, algo que puede no ser del todo interesante para el usuario promedio. La sección de personalización nos mostró algunas pieles para cambiar la apariencia general de Glide, pero nada para solucionar lo tosco de su interfaz. Tal vez sea ese el mayor problema de Glide: Su interfaz es incómoda de utilizar. Es menos intuitiva de lo que aparenta al principio, y a pesar de que ya se encuentra en su tercera versión, no puedo quitarme de la cabeza la idea de que Glide podría hacer un mejor trabajo en ese aspecto. No es un pecado mirar un poco a aquellos sistemas que usan y abusan de conexiones a Internet para trabajar a pleno, a la hora de diseñar una interfaz. iPhone OS, Google Android, Jolicloud, Ubuntu Netbook Remix, cualquiera de ellos cuatro pueden ser musas inspiradoras más que interesantes. ¿Por qué? Porque son lo que actualmente llama la atención de los usuarios. Nunca faltará aquel que cuestione las similitudes, pero tomar algo existente como referencia y crear algo mejor, no es plagio, sino evolución.
Personalmente, no me veo regresando a Glide hasta dentro de un tiempo. De hecho, no me veo regresando a ningún Web OS hasta dentro de un tiempo. Para comenzar, esta clase de sistemas operativos deben luchar con dos problemas que hasta el momento, son inevitables: Adobe Flash, y la conexión a Internet. El primero, puede que tenga una solución cuando HTML 5 gobierne el mundo, pero a pesar de la presión de Google por adoptar al nuevo lenguaje, estamos a años de ver un progreso notable. En cuanto al segundo, bueno, eso ya es otra historia, ¿verdad? Algunos tienen problemas con la velocidad. Otros, con la cantidad de datos. Otros, ni siquiera pueden navegar. Las conexiones a Internet aún son algo bastante volátil, lo cual hace que la aceptación general de los servicios en línea todavía proceda con cautela. Regresando a Glide, ¿qué más puedo agregar? Necesita más trabajo. La interfaz debería ser prioridad. Por supuesto, sus desarrolladores tienen tiempo. Las aplicaciones en línea seguirán avanzando, y a pesar de que todavía falte mucho, este es el año de Chrome OS, y muchos lo utilizarán para medir el pulso de la computación en nube. Esperamos que en el futuro podamos encontrar un Glide mucho más atractivo.