Que un millonario tenga un jet privado no nos dice nada nuevo, pero que en cambio posea un coche de hace 50 años con una turbina de avión como motor. Bueno, eso es otra cosa. El caso es el del Ghia Streamline X “Gilda”, un coche propulsado a turbina que marcó una era en 1955 cuando se presentó con un diseño de aerodinámica innovador y que sentaría escuela en el coche americano de la época. Inspirado en una actriz de curvas atrevidas y con un ruido atronador, el Ghia Streamline X todavía sigue en perfecto estado y se lo ha puesto a la venta recientemente.
Era 1955, y el Salón de muestras de Turín jamás volvería a ser el mismo luego de que una nave terrestre ingresara a su predio. Cuatro metros de eslora, unos colores como para poner nerviosos a unos cuantos epilépticos y una sorpresa debajo del capó. Esta nave con ruedas dejó mudos a los asistentes al presentar libre de un motor de coche convencional, y en su reemplazo, una mera turbina de reacción. Aquí no hay analogía alguna ni delirios metafóricos del redactor, el Ghia Streamline X Gilda tenía una turbina de un jet como motor principal para desplazarse que incluso hoy, 56 años después, sigue rompiendo tímpanos en diferentes muestras de automóviles.
La turbina adosada al Ghia Streamline tiene potencia para mover el coche a casi 250 km/h pretendía mostrar, junto a otros modelos que se lanzaron contemporáneamente, que había un sistema de propulsión alternativa a los motores. A juzgar por tener la historia jugando a nuestro favor, en algún momento de 1960 los ingenieros habrán dado cuenta de lo económicamente insostenible de esta tecnología aplicada a vehículos de venta masiva, además del ensordecedor ruido que se podría provocar si en una intersección se juntaran 3 o más Ghia Streamline con sus turbinas encendidas.
Pero como se ve, no sólo la turbina era lo revolucionario del coche, sino que compartía la culpa del asombro de los asistentes con las pronunciadas curvas de su diseño de carrocería. Se dice que Chrysler había estado intentando lograr un modelo que rompiera con algunos esquemas de la aerodinámica de ese momento. Para esto bosquejaron una carrocería como la que vemos en el Ghia Streamline, donde la forma alargada con alerones verticales íntegros en sus costados que se convirtieron en el logo de Chrysler y que rompían cualquier resistencia y le daban estabilidad a su andar. El modelo, se dice, está bautizado como Gilda en honor a la actriz Rita Hayworth, que en 1946 había filmado la película Gilda, en donde sus curvas fueron más importantes que el guión, la trama y cualquier cosa que se interpusiera en el camino del espectador.
Por esta época, el coche-nave Ghia Streamline X “Gilda” ya no está guardado en ningún hangar de Ford o en algún museo histórico oxidándose, sino que sale a recorrer el mundo participando de cuántas muestras y convenciones de admiradores de automóviles clásicos existen y pertenece a un coleccionista privado que está buscando desprenderse de él en los próximos meses. Del precio no se sabe nada aún, pero imagínate un buen número ya que no vamos a decir que es un coche que vuela, pero sí que está siempre a punto de despegar.