Muchos usuarios que necesitan de un GPS y prefieren no utilizar a sus smartphones han optado por el hardware de Garmin para instalarlo en sus vehículos. Técnicamente, un GPS dedicado debería funcionar de inmediato apenas es retirado de la caja, pero hay algo que todo dueño desea hacer tarde o temprano, y es actualizar sus mapas. La Web ofrece docenas de tutoriales y bases de datos, sin embargo, antes de recorrer esos caminos tal vez sea conveniente hacer la prueba con la herramienta oficial de Garmin, Garmin Express.
Sistemas operativos, aplicaciones, controladores, firmware… todo. La informática moderna posee una faceta muy vertiginosa y la vez frustrante, que es la de mantener al día los elementos de software en nuestros dispositivos. Algunos son críticos para la estabilidad y la seguridad, mientras que otros sólo añaden más opciones o mejoran su funcionamiento. Con el paso del tiempo hemos aprendido (y por las malas, debo agregar) que no siempre es conveniente realizar dichas actualizaciones, porque al final del día hay un ser humano detrás de ese código, y algo puede estar «roto», por así decirlo. Aún así, creo que la ausencia total de actualizaciones es mucho peor. Millones de dispositivos Android sufren eso, cortesía de la fragmentación y la inexistente voluntad por parte de los fabricantes, pero después está el ejemplo de los GPS dedicados. Un GPS que no actualiza sus mapas es un dispositivo en un tren rápido a la obsolescencia, por eso es importante adquirir un modelo que cuente con un soporte más extendido que el resto. Esto nos lleva a los GPS de la compañía Garmin, y a su aplicación oficial, Garmin Express.
En teoría, el proceso de actualización se reduce a tres pasos: Instalar la última versión del software (que si los cálculos no me fallan, es la versión 4.1.25.0), conectar el GPS al ordenador a través de su cable USB con una buena carga en su batería (75-80 por ciento es la recomendación usual), esperar la detección del GPS por parte de Garmin Express, buscar las actualizaciones y aguardar a que se descarguen/instalen. La página oficial de Garmin destaca que si el dispositivo vino acompañado por un ANT Stick (esto es más que nada en relojes y brazaletes inteligentes), hay que encender al dispositivo «y» conectar el ANT Stick al ordenador. Garmin Express primero tratará de instalar las actualizaciones «de sistema», y luego dará inicio a los paquetes de mapas que sean compatibles con el modelo en cuestión. Si los mapas son demasiado grandes, es posible que el software llegue a sugerir la instalación de una tarjeta de memoria (asumiendo que exista la ranura para ello). Otro rol de Garmin Express es el registro del dispositivo en sí.
Como en casi todos los casos que involucran a aplicaciones oficiales, es probable que Garmin Express revele algunos bordes filosos a la hora de conectarse a tu dispositivo y actualizar los mapas. Antes que nada, debemos repasar sus requerimientos: Windows Vista SP2 mínimo (existe una versión para OS X), y el .NET Framework 4.5 instalado (en lo posible, con sus actualizaciones de seguridad incluidas). También se recomienda utilizar el cable USB original que viene con el Garmin, o uno de calidad similar (ya sabemos que ciertos cables USB genéricos son un dolor de cabeza), y un puerto USB 2.0 «directo» a la placa base, sin hubs ni extensiones. El resto se reduce a paciencia: Las descargas pueden llegar a ser de varios gigabytes, y en conexiones más lentas de banda ancha, eso tomará un buen rato. Honestamente no tengo la capacidad de brindar soporte si aparece un problema, pero hay cuatro recomendaciones generales que se repiten mucho en los foros oficiales: Desactivar de forma temporal el Control de Cuentas de Usuario en Windows, desactivar Microsoft Security Essentials, ejecutar a Garmin Express con privilegios de administrador, y si todo eso falla, probar una versión anterior. En este punto, la página oficial ya no puede ayudar, y habrá que aplicar un poco de «Google-fu» para encontrar builds previos. A pesar de todos estos potenciales inconvenientes, creo que vale la pena explorar el camino «oficial», antes de recurrir a otras técnicas de actualización.