Xavier Claramunt y Marsal Gifra, en coordinación con un grupo de ingenieros aeronáuticos de Florida, se encuentran trabajando en el diseño del primer hotel espacial. El Galactic Suite Space Resort estará listo en 2012 y podrá albergar a 350 turistas cada año. Tendrá un costo de 3 mil millones de euros y para pasar tres noches en sus exclusivas suites habrá que desembolsar tres millones, y realizar un entrenamiento de 5 meses en una isla tropical. La pregunta incómoda es, por supuesto, si construir algo así en solo dos años es posible.
Desde hace años que el hombre sueña con la posibilidad de viajar al espacio. Cuando los primeros astronautas comenzaron a viajar con regularidad a la órbita baja terrestre, parecía que la construcción de un hotel destinado a alojar a los “turistas espaciales” se encontraba a la vuelta de la esquina. Cuarenta años más tarde, seguimos anclados a la Tierra y salvo por unos pocos afortunados que han pagado hasta 20 millones de dólares para pasar unos días a bordo de la Estación Espacial Internacional, el turismo espacial no termina de despegar. El arquitecto Xavier Claramunt y su socio Marsal Gifra parecen decididos a convertir este sueño en realidad, y han fundado la compañía Galactic Suite con sede en Barcelona. El objetivo central de la empresa es construir un hotel espacial privado llamado Galactic Suite Space Resort.
Claramunt, en coordinación con un grupo de ingenieros aeronáuticos de Florida, comenzó a delinear su hotel en 2007. Se sabe que tendrá capacidad para 350 huéspedes al año, y que sus habitaciones tendrán forma de cápsula, con ventanales que permitan observar el espacio, la Tierra y las estrellas. Los afortunados pasajeros podrán ver el amanecer 15 veces al día, y completarán una vuelta al mundo cada 80 minutos. El arquitecto planea realizar dos vuelos semanales, transportando cada vez cuatro turistas y dos tripulantes a su hotel a bordo de un transbordador. El costo para ser parte de semejante aventura es de tres millones de euros. A cambio, los responsables del Galactic Suite Space Resort te ofrecen pasar tres noches en el hotel y cinco meses de entrenamiento y relajación en una isla tropical.
Llegado a este punto, se hace indispensable poner los pies sobre la Tierra. En efecto, el proyecto realmente parece encantador, y creo que todos esperamos alguna vez poder pasar unos días en el espacio. Pero ¿es realista pensar que algo tan complejo como un hotel que se encuentra a cientos de kilómetros de la superficie del planeta pueda construirse en un plazo tan exiguo? No demasiado. En primer lugar, se encuentra el problema de conseguir los tres mil millones de euros necesarios para construir el complejo. Claramunt asegura que un grupo de millonarios -inversionistas japoneses y de los Emiratos Árabes- amantes de la aventura espacial se encargarán de proporcionar los fondos necesarios, y no hay motivos para no creerle. Pero aún teniendo el dinero a disposición, parece poco probable que pueda construirse el hotel en solo dos años. En efecto, la complejidad de un proyecto como este es equiparable a la construcción de una estación espacial, y la experiencia demuestra que aun contando con los fondos, recursos humanos y apoyo de las agencias espaciales de varios países, construir algo como la Estación Espacial Internacional ha demandado décadas.
Por otro lado, hay que tener en cuenta la disponibilidad de clientes dispuestos a pagar esa cifra por tres noches en el espacio. Esto no parece ser un problema demasiado grave, ya que aunque 3 millones de euros puede parecer una suma astronómica para la mayoría de los mortales, lo cierto es que la cifra quedan lejos de los veinte millones de dólares que pagó Dermis Tito, el primer turista que voló a la Estación Espacial Internacional en 2001, o a los treinta que pagó el creador de videojuegos (e hijo de un astronauta) Richard Garriott para convertirse en el sexto en visitarla. En Galactic Suite son optimistas: aseguran que en el mundo existen unas 40,000 personas que pueden llegar a permitirse un lujo de este tipo y que ya tienen confirmadas decenas de reservaciones.
También hay que tener en cuenta el problema de transportar los pasajeros hasta el hotel. Aún con los fondos que proporciona un pasaje de 3 millones de euros, parece muy poco probable que alguna empresa -privada o estatal- tenga dentro de dos años la capacidad suficiente como para transportar 6 personas cada semana al espacio. Ser lanzado al espacio a más de 28 mil kilómetros por hora no es algo que pueda ser tomado a la ligera, y los vehículos encargados de semejante hazaña -si se quiere que sean medianamente fiables- necesitan de cientos de horas de trabajo antes de estar listos para despegar nuevamente. Solo hay que pensar en el equipo (y presupuesto) que posee la NASA para enviar sus transbordadores al espacio, y solo se realizan un puñado de misiones al año, que incluyen bonitas explosiones cada dos por tres.
Claramunt afirma que el turismo espacial contribuirá significativamente a un crecimiento económico y a un bienestar global, a la vez que promoverá la paz y las actividades internacionales en el espacio. Está convencido de que será el turismo el que moverá la industria aeroespacial, y no los intereses militares. Todo esto es muy loable y deseable, pero sinceramente, no parece que para 2012 algo así pueda estar listo. ¿Qué opinas?