Lanzar una nueva cámara al mercado es sin lugar a dudas un juego de equilibrio. Cada fabricante busca incorporar la mayor cantidad posible de funciones, al mismo tiempo que debe aplicar los cortes exactos para que su precio final no sea un escándalo. Sin embargo, la Fujifilm X-Pro3 va en una dirección muy distinta. Esta mirrorless básicamente obliga al usuario a utilizarla como si fuera una cámara clásica, pero eso no es una simple imposición, sino un elemento central de su esencia, respaldado por una construcción que la convierte en un tanque.
Cuando una compañía habla de transmitir experiencias, es lógico que los potenciales usuarios adopten una posición más defensiva. Por lo general, «experiencia» es una palabra asociada a ciertas restricciones, o a la necesidad de jugar en una caja de arena muy definida. La fotografía no suele llevarse muy bien con esos conceptos, y lo último que quiere un fotógrafo es sentirse atrapado por su cámara. Ahora, eso no significa que no existan excepciones…
Una de ellas es la Fujifilm X-Pro3. A simple vista es probable que alguien la confunda con una cámara antigua… y debemos reconocer que lo hace a propósito. La «experiencia» que ofrece esta mirrorless es exactamente esa: Simular una película, usar el viewfinder óptico, y disparar… pero sin perder las ventajas de la tecnología moderna. Al final del día, la Fujifilm X-Pro3 esconde unas especificaciones muy sólidas, tanto como su construcción metálica.
Fujifilm X-Pro3: Con el ojo… o desde la cintura
Anunciada originalmente en octubre del año pasado, la Fujifilm X-Pro3 presenta un sensor CMOS APS-C de 26.1 megapíxeles efectivos, respaldados por la cuarta versión de su X-Processor. Su sensibilidad ISO se extiende de 160 a 12.800 con un Boost en ambas direcciones de 80-51.200, mientras que la velocidad de obturación oscila entre 1/8.000 y 30 segundos, o 1/32.000 en modo electrónico. Su pantalla principal tiene 1.62 millones de puntos, es táctil y abatible, pero con un detalle: Se abre «hacia abajo», habilitando la captura de imágenes con la cámara a la altura de la cadera.
La segunda pantalla es un pequeño panel LCD en la parte posterior (176 x 176 píxeles) que informa la configuración actual de la cámara, o la representación del modo de Simulación de Película. El viewfinder tampoco se queda atrás que digamos, con un módulo híbrido óptico-electrónico de 3.69 millones de puntos, una cobertura del 95 por ciento, y un modo Boost de 100 cuadros por segundo.
Al analizar el sistema de autoenfoque en la Fujifilm X-Pro3, descubrimos que posee parámetros idénticos a los de la Fujifilm X-T3, con 425 puntos en detección de fase. Los modos individuales son tres (Single Point, Wide/Tracking y Zone), o como alternativa podemos activar la opción «All» para utilizar una combinación. A eso se suman tanto la detección de rostros como la de ojos, que pueden ser vinculadas con facilidad a los botones de función en el cuerpo, aunque no están disponibles con el viewfinder óptico (allí también se reducen los puntos de enfoque disponibles).
El rendimiento general del autoenfoque está a la par de la X-T3, y al hablar del Burst, vemos un techo de 11 FPS con un búfer de 145 fotogramas en JPEG, y 36 en RAW sin comprimir. Si decidimos utilizar el sistema electrónico (y aceptamos en el proceso un crop de 1.25x), el framerate llega a 30 FPS. A pesar de esos números, la Fujifilm X-Pro3 no es una cámara pensada para la captura de acción o escenas deportivas. Su diseño susurra al oído del fotógrafo urbano, quien seguramente encontrará al autoenfoque y los valores de Burst más que adecuados.
Al nivel de interfaz, el cambio más importante en la Fujifilm X-Pro3 (sin contar la pantalla secundaria) es la ausencia del control de cuatro direcciones que posee su predecesora, pero el joystick sigue allí. En la parte superior, uno de los diales fusiona a los valores de sensibilidad ISO con los de obturación. Su funcionamiento no es del todo convencional que digamos, pero sólo toma unos minutos acostumbrarse.
El otro dial se encarga por completo de la compensación de exposición, y en la parte delantera vemos al tercer dial de control, a la derecha del botón Fn2 (sin leyenda en el cuerpo) y la palanca para cambiar entre viewfinder óptico y electrónico.
Entonces, ¿cómo funciona ese dial doble? Sencillo: Con un giro cambiamos la velocidad de obturación, y lo elevamos para que modifique la sensibilidad. Si queremos elegir otra velocidad después de haber seleccionado el modo «A», hay que mantener presionada la liberación del bloqueo del dial, y volver a girar. Este y otros detalles se encuentran en el manual, a partir de la página 24.
Una buena noticia que seguramente muchos usuarios sabrán apreciar es que la Fujifilm X-Pro3 no ignora a sus modos de vídeo. Su prioridad apunta sin duda a la fotografía, pero con un soporte máximo de 4Kp30 a 200 megabits por segundo (apenas un escalón por debajo de la X-T3) y la aplicación de oversampling, sus grabaciones no se ven nada mal. El autoenfoque es un poco más limitado a la hora de obtener vídeo, y la falta de estabilización en el cuerpo requiere una pizca de atención extra, sin embargo, no hay nada aquí que arruine nuestras sesiones.
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Accesorios para Fujifilm X-Pro3
La Fujifilm X-Pro3 no hace nada para ocultar su premium. De hecho, esa no es la idea. Tal y como lo mencionamos al principio, la mirrorless es una experiencia… cuyo cuerpo cuesta unos 1.900 euros en estos momentos. Por ese mismo precio puedes comprar la X-T3 con un objetivo incluido, por lo tanto, cualquier cazador de la relación precio-rendimiento debería seguir esa ruta. Pero si la X-Pro3 encontró la manera de convencerte… necesitarás accesorios.
Baterías y alimentación
- Compatible con baterías Fuji NP-W126
- Dos conectores: para casa y para coche
- Indicadores LED para conocer la carga
- Sustituye al Fujifilm BC-W126
- 100% compatible con el original
Con un promedio que oscila entre 370 y 440 disparos por ciclo de carga (esto depende del viewfinder utilizado), la Fujifilm X-Pro3 no reescribe ninguna regla en lo que se refiere a duración de batería, y si vamos a estar fuera de casa con ella durante horas, lo más probable es que necesitemos un módulo adicional. Ahí es cuando interviene la batería Gloxy NP-W126 compatible, con un rendimiento muy similar al original, y un precio en verdad fabuloso. Por otro lado, el cargador Gloxy 2 en 1 para casa y coche de ayudará a mantenerla en óptimas condiciones sin importar el lugar.
Trípodes y soportes
- Altura máxima de 1626 mm (columna central extendida)
- Con una increíble capacidad de carga de 10 kg
- Patas con 4 secciones y cierre de pestañas
- Patas con goma antideslizante + puntas metálicas
- Rótula con plato de liberación rápida
- Nivel de burbuja integrado en la rótula
- Rosca universal estándar 1/4"
Al tratarse de una mirrorless que queda muy cerca de los 500 gramos con batería incluida, buscar un trípode para Fujifilm X-Pro3 no es algo complicado. Es más, con una inversión de apenas 130 euros podrás sumar una configuración que se adapta a cualquier situación. Si deseas un trípode tradicional, el Gloxy GX-T6662A tiene un equilibrio precio-rendimiento ideal, cortesía de su carga máxima de 10 kilogramos, y un diseño en aleación de aluminio que facilita su transporte. En la otra acera, aparece el Clampod Takeway T2, una solución súpercompacta, que se agarra a lo que sea, e incluso ofrece un modo trípode.
Mochilas y bolsos
Dos paneles de titanio, cuerpo en aleación de magnesio, sellado contra el clima. La Fujifilm X-Pro3 es un tanque, pero no podemos descuidar su transporte, ¿o sí? Todo fotógrafo urbano depende de algo cómodo y seguro, y así llegamos a la bolsa Delta 400a Fancier, con un práctico diseño bandolero, interior personalizable, y un bolsillo frontal para llevar aún más cosas. Su alternativa directa es la bolsa Genesis Gear Orion, en la que podemos cargar cámara, objetivo, un flash, y hasta una tablet. Ambas opciones cuestan menos de 40 euros.
Memorias
- Memoria para cámaras de fotos y vídeo
- Con una capacidad de 128GB
- Velocidad de lectura de hasta 200MB/s
- Compatible con 4K
Con una ranura UHS-II y compatibilidad V30, la Fujifilm X-Pro3 es capaz de aceptar tarjetas muy veloces, algo fundamental si vamos a grabar 4K a un bitrate superior. Por suerte, la tarjeta SDXC SanDisk Extreme Pro de 128 gigabytes marca todos los casilleros. Certificación V30, 90 megabytes por segundo de escritura y un precio muy razonable terminan de cerrar el trato. En cambio, si prefieres priorizar la capacidad, la Transcend 300S de 512 GB sólo cuesta 80 euros.
Objetivos
Semejante cámara necesita una buena óptica, y estoy seguro de que sus dueños buscarán experimentar con algún gran angular. Si estás de acuerdo con eso, entonces deberías adquirir un excelente objetivo Samyang f/2.0 NCS CS de 12 milímetros. Además de lograr tomas fabulosas en la ciudad, también te permitirá registrar lo mejor de la arquitectura local, y cualquier interior que merezca tu atención.
En resumen, la Fujifilm X-Pro3 toma varias decisiones por el usuario, algo con lo que no todos estarán de acuerdo. Si sientes que eres parte de ese grupo, entonces ve directamente a la Fujifilm X-T3 y no mires atrás. Por el contrario, si crees que te llevarás bien con la «experiencia» de disparar usando una Fujifilm X-Pro3 y el presupuesto se estira lo suficiente, no lo pienses dos veces. ¡Buena suerte!