Al final de la Segunda Guerra, la carrera de los aliados por llegar a Alemania se desarrolló en varios niveles. Uno de los más interesantes y misteriosos fue el de la adquisición de tecnología, documentos, «recursos intelectuales», infraestructura, y material relacionado a proyectos especiales aprobados por el nazismo. La Fuerza T estuvo a la vanguardia de esas operaciones, que dicho sea de paso fueron bastante controvertidas, y no se limitaron a tiempos de guerra…
La Operación Overlord marcó el inicio del avance en Europa occidental sobre las posiciones de la Alemania nazi. Los aliados estaban muy interesados en los desarrollos técnicos y militares del enemigo, que ya habían demostrado avances notables. Las bombas voladoras V-1 y los cohetes V-2 eran los premios más buscados, pero el objetivo principal iba mucho más allá de la cohetería. Eso dio lugar a la formación de la llamada Fuerza T, un escuadrón compuesto en su punto máximo por 3.000 elementos de origen británico y estadounidense, incluyendo infantería ligera e ingenieros de combate.
Además de tomar el control de objetivos científicos y tecnológicos (con especial énfasis en el programa nuclear alemán), la Fuerza T tenía una lista precisa de prioridades. Por un lado, debía proteger a lo que era considerado en aquel entonces «infraestructura crítica» para las fuerzas aliadas en el proceso de ocupación y reconstrucción de Alemania (un buen ejemplo de esa infraestructura era el sistema telefónico). Otras acciones de alto perfil fueron las extracciones de «recursos intelectuales» del territorio, con el plan de hacer menos competitiva a Alemania a nivel político y económico.
Esta era una de las órdenes más controvertidas de la Fuerza T, ya que incluso recurrieron al secuestro de científicos e industriales alemanes durante y después del conflicto armado, con una mecánica similar a la de la Gestapo (gente retirada de sus hogares por la noche, como virtuales prisioneros de guerra).
Esas «evacuaciones obligatorias» servían a un propósito adicional, que en su principio no fue reconocido: Alejar a estos recursos de los soviéticos. Todo debía ser retirado antes de la llegada de las tropas rojas, y en caso de no ser posible, la Fuerza T tenía la orden de destruirlo. En mayo de 1945, la Fuerza T tomó Kiel, ingresando «por error» en territorio originalmente designado para conquista por parte del Ejército Rojo, pero eso ayudó a reducir el área de influencia soviética y bloquear su acceso al puerto de agua templada.
También hay historias sobre miembros de la Fuerza T convenciendo a soldados rusos para que entreguen tecnología capturada a puro licor. Desde cierto punto de vista, los integrantes de la Fuerza T se convirtieron en los primeros soldados de la Guerra Fría.
(Del Archivo de NeoTeo, artículo publicado originalmente el 9 de octubre de 2018)