Los vegetales acaban de perder su condición de ser los únicos capaces de llevar a cabo el proceso fundamental para la vida conocido como fotosíntesis. Un grupo de científicos chinos están trabajando en un proyecto que, mediante la utilización de los ubicuos nanotubos de carbono, imitan este proceso propio de las plantas.
La fotosíntesis es la base de la vida en nuestro planeta. Se trata de un proceso que permite a las plantas, algas y (algunas) bacterias, mediante la energía obtenida de la luz para, transformar materia inorgánica en materia orgánica. En su mayoría, las plantas toman el CO2 atmosférico, y mediante la fotosíntesis, llevan a cabo reacciones químicas de la que obtienen nutrientes y elementos indispensables para su crecimiento, a la vez que liberan oxigeno a la atmósfera.
De hecho, el contenido de oxígeno de la atmósfera actual se debe a la actividad de los organismos capaces de efectuar el proceso de fotosíntesis. Sin embargo, este proceso podría dejar de ser una exclusividad propia de algunos seres vivos. Científicos pertenecientes a la Hebei Normal University of Science and Technology, de China, se encuentran desarrollando un proyecto que podría revolucionar la ecología.
Los científicos en cuestión están analizando y ensayando el uso de un método que emplea los cada vez más comunes nanotubos de carbono para producir fotosíntesis artificial. No es un proyecto banal: nuestros problemas de calentamiento global debidos al aumento del dióxido de carbono en el aire podrían desaparecer si somos capaces de poner en marcha a gran escala y en forma segura un proyecto como éste.
Por el momento, el grupo de científicos está en pleno trabajo, dando forma al nuevo proceso. Lo que ha descubierto Xian-Fu Zhang, jefe del proyecto, y su equipo, es que los nanotubos de carbono pueden “atrapar” fotones de una forma similar a la que se produce en los vegetales fotosintéticos. Una serie de reacciones, demasiado complejas para reproducir aquí, permite utilizar esta energía proveniente de la luz para convertir el CO2 en carbohidratos.
Además de los carbohidratos, el proceso produce hidrógeno y oxigeno. Este hidrógeno podría finalmente volver populares a los coches que utilizan este tipo de motor ecológico, sin necesidad de recurrir a la electricidad (a menudo obtenida mediante la quema de combustibles fósiles) para su producción. De hecho, las cantidades de gas generadas bastarían para crear la llamada “economía de hidrógeno”, una tendencia que reemplazaría definitivamente los combustibles fósiles utilizados los coches y demás motores de combustión.
Científicos de otras universidades, como James Barber, de Londres, han confirmado que lo expuesto por Xian-Fu Zhang y sus colegas es correcto, y que la técnica podría utilizarse dentro de pocos años.