Nació mucho antes del trilladísimo Ser o no ser shakespereano y nos acompaña actualmente en muchos más aspectos cotidianos de los que quisiéramos. La duda, la incertidumbre, el lapsus en el cual la seguridad sobre nuestros deseos y obligaciones se pone a prueba. Si tú también eres uno de esos a los que las decisiones les generan un agotamiento intelectual importante, los científicos del CSIC intentarán ayudarte al develar la supuesta fórmula para tomar decisiones óptimas. Las consecuencias seguirán obrando como tales, pero al menos sabrás de dónde surge tu verdadera opción ante una disyuntiva, o tu error como especie viviendo en sociedad.
Desde un voto en las elecciones hasta qué ropa te pondrás para ir mañana al trabajo. Todo se analiza, se piensa, se razona (aunque no parezca) a la hora de tomar una decisión. A algunos les lleva más tiempo que a otros, y esto último no implica que quienes consulten más una decisión sean los que menos se equivocan. El problema está en lo que las decisiones generan para cada persona ante la situación incómoda de una situación típica de las sociedades modernas: la sobreabundancia de alternativas y la escasez de alternativas, dependiendo de cuál sea el ámbito que amerite la decisión. De esta forma, las personas se ven sujetas a patrones de conductas que funcionan sin su voluntad, generalmente bajo el influjo de su entorno. Aunque la gran mayoría lo niegue y crea que es totalmente libre en sus razonamientos y argumentos, las decisiones son más esperables de lo que pensabas, y según la fórmula para tomar decisiones que veremos a continuación, nuestra especie se equivoca mucho en relación a otras.
Con estas premisas, los científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas(CSIC) desarrollaron una fórmula para tomar decisiones que está basada en la matemática estadística y probabilística. Sus resultados reflejan la probabilidad de que una persona escoja una opción u otra y las ventajas que se pueden sacar de este conocimiento son interesantes para estudiar el desenvolvimiento de grupos y sociedades. La operación matemática que vimos en el gráfico anterior indica que la probabilidad de escoger una opción determinada está supeditada a la existencia de varios parámetros e ítems, como ser el número total de individuos que han escogido esa misma opción o una opción alternativa, incluso una contraria.
Según el estudio, además de ser influenciado por el entorno, el individuo también influye revelando la “naturaleza o bondad” de su decisión al mismo entorno, lo que implica que más personas volverán a ser influidas directa e indirectamente. Las hipótesis, surgidas de un experimento con peces cebra, peces espinosos y con hormigas argentinas mostraron que el comportamiento óptimo de los individuos dentro de un colectivo (la fórmula para tomar decisiones) se ajusta en las tres diferentes especies participantes, a pesar de utilizar diferentes tipos de procesamientos sensoriales y fisiológicos. Lo que falta responder es qué pasa en la sociedad humana, pues este modelo no se cumple y los responsables parece que somos nosotros mismos actuando como colectivos. Las conclusiones vendrán cuando nos decidamos a pensar bien este asunto.