¿Coches voladores? Sí, todos los que tú quieras, y probablemente más, siempre y cuando no mires más allá de la fase de prototipos. ¿Pero tiene que ser necesariamente un coche? ¿Por qué no dar vuelta la ecuación, y transformar a un vehículo volador en una unidad compacta que pueda ser usada en las grandes ciudades? Esa es la idea que persigue el concepto Fly Citycopter.
Tal vez no haya nada más estimulante para imaginar vehículos alternativos que un embotellamiento. No importa si te encuentras en tu propio coche, o si te desplazas en un transporte público, las ganas de elevarse y evadir a todo el tráfico aparecen de inmediato. Aunque nuestro entusiasmo por esa clase de desarrollos se mantiene intacto, la realidad del mercado es otra. Apenas podemos decir que los coches eléctricos están avanzando, y si hay una industria conservadora en el mundo, es la automotriz. El Siglo XXI necesita desesperadamente de su propio Ford T, pero además de barato, también debe ser amigable con el medio ambiente. Aún así… hagamos una pausa. ¿Por qué tiene que ser un coche en el sentido tradicional de la palabra? ¿Qué pasaría si tuviera otro diseño? Mejor dicho: ¿Qué pasaría si volara?
Si tenemos en cuenta ciudades repletas de edificios y una tendencia a la sobrepoblación, no parece una idea del todo viable, pero con explorar no perdemos nada, y eso es lo que hace Eduardo Galvani a través de su Fly Citycopter. Además de ser eléctrico, el Fly Citycopter considera la posibilidad de utilizar paneles solares para reducir su dependencia sobre fuentes no renovables de energía. El concepto nos enseña una cabina con capacidad para dos pasajeros, y en teoría debería ser mucho menos ruidoso que un helicóptero convencional. El hecho de que sólo utilice dos pantallas no significa que vaya a reportar menos información al piloto, sino que obedece a la misma línea minimalista que podemos encontrar en el resto del vehículo, sin comprometer la seguridad del vuelo.
La combinación de carbono, aluminio y titanio le daría al Fly Citycopter un peso máximo de 1.110 kilogramos (con una capacidad de carga de 95 kg). Su altitud máxima sería de unos 3.600 metros, y en cuanto a su velocidad máxima, el Citycopter alcanzaría los 195 kilómetros por hora. Su tiempo de vuelo cae en el rango de los 150 minutos (o 482 kilómetros), con unas baterías que demandan seis horas para cargarse por completo. La teoría del Fly Citycopter es interesante, y en los renders se ve bastante bien. Ahora, necesitamos que alguien lo construya, además de ir sacando la licencia de vuelo.
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