Es cada vez menor el número de lugares en donde podemos ver a un pinball real en acción. Sólo los entusiastas más férreos logran conservar y mantener en actividad a estas fabulosas máquinas recreativas, pero una alternativa dentro de todo válida para «estimular» el espíritu de los pinballs es apelar a recursos como Flippaper, una plataforma que nos permite crear nuestras propias mesas de pinball a partir de dibujos en una hoja de papel.
En esta era de juegos digitales probablemente no encuentren nada más analógico que un pinball, aunque existen algunos ejemplares allá afuera que son verdaderas maravillas tecnológicas. Sin embargo, ya tenemos más de una generación de jugadores cuya única experiencia con un pinball ha sido el Cadete Espacial de Windows, y desde mi humilde punto de vista… eso está mal. Cualquiera que tenga la posibilidad de acercarse a un pinball real, colocar una o dos fichas y jugar una buena partida debe hacerlo cuanto antes, y no digo esto atrapado en la idea de que «todo era mejor antes», sino porque es una experiencia muy diferente a la que obtenemos en un juego de rol o un FPS actual. Ahora, tampoco pretendo que alguien salga a cazar-comprar su propio pinball, pero si tenemos que pensar en una especie de «término medio», tal vez Flippaper sea la respuesta.
En términos sencillos, Flippaper es una plataforma que convierte dibujos en pinballs. Esto se logra a través del reconocimiento tanto de colores como de patrones, y la ventaja de poder dibujar a mano alzada nos da acceso a mesas que tal vez serían imposibles de desarrollar en el mundo real. La detección de Flippaper se limita a cuatro colores: Rojo, azul, verde y amarillo. Una línea azul sólida equivale a una pared, mientras que un punto azul genera una paleta. Una zona pintada de color verde crea un «warp» a otra parte en la mesa, una línea verde acelera la bola, las regiones amarillas se enfocan en el puntaje, y los dibujos hechos en rojo son sectores de rebote.
Flippaper aún está en fase de prototipo, y por lo que hemos podido averiguar se encuentra de gira, pero sería en verdad extraordinario si esta tecnología fuera desarrollada para alcanzar un perfil comercial. Imagino que los marcadores con los que se dibuja en cada hoja de papel no tienen nada de especial, y calculo que alguien con un buen dominio de Photoshop podría hacer mesas extremadamente complejas, imprimirlas, y colocarlas sobre Flippaper. Habrá que esperar para averiguarlo.