La carrera espacial privada, liderada por SpaceX y Virgin, está cada vez día más alocada. Con grandes empresas invirtiendo millones en proyectos multibillonarios, los grupos independientes (y sin acceso a gigantescas inversiones) tienen que ingeniárselas como pueden. Ya hemos visto que algunas de estas alternativas son, por decir poco, solo aptas para suicidas. Armadillo Aerospace pretende cambiar esto con una nave en forma de pecera, y con algunos dólares facilitados por el estado de Nuevo México. Esperan tener el primer vehículo en subórbita para 2010.
Fundada en el año 2000, el objetivo de Armadillo Aerospace es crear vehículos suborbitales de despegue y aterrizaje vertical, con cohetes reusables, con miras a ser una empresa pionera en lo que a turismo espacial se refiere. Luego de algunas pruebas fallidas, ahora parece que la cosa va viento en popa.
Las imágen a la derecha es un concepto, pero no parece que el diseño final vaya a variar demasiado (ver debajo). La idea es crear una nave económica, que permita a los pasajeros una vista a 360º de toda la inmensidad que lo rodea. Y una pecera es exactamente eso.
Sin nombre oficial aún, denominada por la prensa Fishbowl (por pecera), Armadillo Aerospace espera tener el primer prototipo en algún momento de este año y realizar el primer vuelo para 2010. El precio de los pasajes, si bien todavía poco accesibles para tíos como nosotros, será de “tan solo” 100.000 dólares (unos 80.400 euros al cambio del día).
Con una moderada inversión del estado de Nueva México, la gente de Armadillo Aerospace no es ninguna improvisada. Aseguran que la empresa está conformada por personas con experiencia en el tema y haber trabajado para la NASA y la fuerza aérea. Además, fueron noticia cuando pasaron el Nivel 1 del X-Prize (fallando en el Nivel 2) y de tener entre sus filas a John Carmack, miembro fundador de id Software y creador de Doom y Quake.
Si bien la carrera espacial privada es apasionante, y mucho más cuando hasta las mismísimas productoras de cine para adultos, le vemos una pega a todos estos proyectos independientes. ¡El precio sigue siendo caro! Cualquier persona que pueda pagar 100.000 dólares para ir hasta subórbita en una burbuja, seguramente podrá pagar los 200.000 que pide Virgin, e ir un poco más cómoda, en una nave digna de lo que sale el boleto.
Es de esperar que, con el tiempo, los precios irán bajando, y que se necesita de este tipo de iniciativas para que la investigación se acelere. El sector público está enfocado en cosas mucho más serias (como poner satélites letales en órbita y colonizar Marte con hormigas) y se espera que pronto sean los privados quienes lideren el sector del turimo y, no mucho después, la galaxia entera.
Pero hasta que un pasaje no cueste menos de, digamos, 10.000 euros, a la “clase media” le será imposible acceder al turismo espacial sin hipotecar su ya hipotecada existencia. Y, siendo dolorosamente realistas, para los peces gordos, pagar entre 100.000 dólares y 200.000, es lo mismo.