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Falleció Ray Bradbury

Considerado uno de los mayores exponentes de la ciencia ficción, a pesar de haberse destacado también en otros géneros, Ray Bradbury supo transmitir a sus lectores la pasión que sentía por Marte, el futuro y la literatura en general. Fue un verdadero reivindicador de la importancia de los relatos cortos, aunque también supo escribir novelas impresionantes como “Fahrenheit 451” o “El vino del estío”. Fue su hija la encargada de informar ayer la muerte de su padre, en California (EE.UU.), a los 91 años de edad.

Si elaborásemos una lista de los diez escritores de ciencia ficción más importantes de la historia, seguramente el nombre de Ray Bradbury estaría en ella. Pero a pesar de que casi todos lo reconocen como un importante autor dentro de ese género de la literatura, su obra está más allá de esa etiqueta. El autor de Crónicas marcianas y Fahrenheit 451 (finalmente se convirtió en un eBook), que falleció ayer en California (Estados Unidos) a los 91 años de edad fue en realidad uno de los más grandes cuentistas de la segunda mitad del siglo XX. Enamorado de los cuentos cortos, en una videoconferencia celebrada en 2009 durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México), explico que “me dediqué a escribir cuentos cortos porque me di cuenta de que hay muchos cuentos cortos malos”. Y realmente lo hizo de maravillas. Obras como la mencionada “Crónicas Marcianas”, “Las doradas manzanas del Sol” o “El hombre ilustrado” no son otra cosa que una excelente colección de relatos cortos que dejan al lector con la sensación de que algo verdaderamente mágico está sucediendo.

Bastante alejado de la vertiente “dura” de la ciencia ficción, la obra de Bradbury posee grandes pinceladas de fantasía, aunque en muchos casos se inspiró en la realidad que le tocó vivir. En efecto, el autor transformó muchos de sus sueños infantiles y temores de la Guerra Fría en historias fabulosas, en las que marcianos con poderes telepáticos y monstruos marinos enamorados representaban papeles cuya lectura superficial seguramente no evidenciaba su origen concreto y real. Pero seguramente la novela por la que muchos recordarán su nombre es sin dudas Fahrenheit 451, en la que plasmó la un futuro desolador y distorsionado en el cual los bomberos, en lugar de apagar incendios, se dedican a  quemar libros bajo las órdenes de un gobierno convencido de que estos hacian “infelices” a los ciudadanos.  El título tiene su origen en la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde, que es equivalente a unos 233ºC. Publicada en 1953, fue llevada al cine en 1966 por Francois Truffaut.

Bradbury nació el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, en el estado de Illinois. No fue a la universidad, ya que su origen humilde no le permitió costearse una carrera formal. Autodidacta, fue desde pequeño un ávido lector que trabajó como repartidor de periódicos, y a principios la década de 1940 comenzó a vender sus primeros cuentos. Se mantuvo activo durante unas seis décadas, hasta prácticamente el final de su vida. Un dato que muchos desconocen es que Bradbury fue, junto a John Huston, responsable de la adaptación de la novela “Moby Dick” para la película homónima que éste dirigió en 1956, y que traajó como argumentista y guionista en numerosas películas y series de televisión. Por sus particulares características, su obra puede encuadrarse más en el realismo épico que en la ciencia ficción y él mismo se consideraba más un escritor de fantasía,  reconociendo a “Fahrenheit 451” como su única novela de ciencia ficción. Como sea, e independientemente del encuadre que queramos darle a su obra, se ha perdido un gran escritor. Finalizamos esta pequeña semblanza con una frase de del propio Ray:

En mis obras no he tratado de hacer predicciones acerca del futuro, sino avisos. Es curioso, en mi país cada vez que surgía un problema de censura salía a relucir como paradigma de la libertad Farenheit 451. Los intelectuales, ya sean de derechas o de izquierdas, siempre tienen miedo a lo fantástico porque les parece tan real ese mundo que creen que estás intentando engañar y, evidentemente, así es. (…) Vivimos en un mundo que nos absorbe con sus normas, con sus reglas y la burocracia, que no sirve para nada. Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales y los psicólogos, que te intentan decir lo que tienes que leer y lo que no”.
(Ray Bradbury)

Escrito por Ariel Palazzesi

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