Algunas industrias requieren de brazos robóticos para realizar tanto el trabajo pesado como el más frágil. Además del costo de construcción, mantenimiento y operación, hay que agregarle uno de entrenamiento. Esto no será necesario para el brazo robótico que puede aprender movimientos luego de realizarlos por primera vez.
Estamos fascinados y la mente nos juega trucos, pues no sabemos qué analogía utilizar para presentar a estos brazos robóticos que pueden aprender movimientos y servir como asistentes en tareas de alta complejidad o peligrosidad. Podemos probar con tentáculos nipones pero no nos parece apto para todo público. También podemos recordar a la trompa de un elefante, pero nos parece demasiado natural. Último –o primero- en la lista nos queda el genial villano de Spiderman, el Doctor Octopus. Sea lo que sea, el invento de la fábrica alemana Festo está revolucionando las ferias de robótica asistencial o utilitaria con unos brazos robóticos que tiene una inteligencia artificial tan poderosa que les permite aprender movimientos rutinarios.
Descritos como brazos neumáticos con inteligencia artificial, Festo muestra el producto de más de 5 años investigando y trabajando sobre sistema de movimiento robótico programable y automatizado. Con un software de aprendizaje natural, estos brazos puede posicionarse de formas estratégicas para ahorrar energía en el movimiento, contando y optimizando la cantidad de músculos que se deben contraer para hacer un determinado movimientos. Esa información es analizada por la inteligencia artificial y utilizada nuevamente en otros ejercicios y operaciones, sin requerir nueva programación. Básicamente, los brazos robóticos aprenden luego de cada tarea y utilizan esa información para ser más eficaces en el próximo uso.
Utilizados en la industria de alta complejidad como también en la pesada si es que se aumenta su tamaño, estos brazos con forma de trompa de elefante evitan el proceso de entrenamiento que generalmente requieren de operarios e inversión de tiempo y dinero para realizarlo. Uno de los afortunados que estuvo operándolo dijo que “a medida que muevo el brazo biónico en el laboratorio de Steil en diferentes posiciones, éste se resiste al principio, pero luego cede y sigue mi movimiento. En la próxima sesión, al realizar el mismo movimiento, el brazo robótico me acompaña con facilidad y precisión.” Con memoria muscular desarrollada, el mapeo inteligente de los brazos y el entorno, los operarios de brazos robóticos están de fiesta.
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